¿Una ley buena, o mala? - Alfa y Omega

Dentro de unos días se presentará en el Consejo de Ministros el Anteproyecto de Ley Orgánica de Protección de la vida del concebido y derechos de la mujer embarazada. Es una ley que ha generado mucha polémica, en todos los sectores de nuestra política. Unos quieren barra libre de abortos, y otros intentan restringir el abrumador número de niños a los que esta práctica elimina año tras año en España. Y los defensores de la vida queremos que no haya ningún aborto en el mundo y que se proteja siempre y sin excepción alguna al concebido y a la mujer.

Parece ésta una situación difícil de afrontar por todos, y más para el Gobierno. Es importante destacar que esta ley no es una ley que quiera un defensor de la vida en todas las circunstancias, pero hay que reconocer que, al menos, es un paso adelante en la buena dirección.

Se ha hablado mucho de los cambios en el Anteproyecto, se han oído muchas voces sobre las malformaciones y, por lo que hemos leído en los periódicos, los rumores apuntan a que es posible que se vuelva otra vez al supuesto de malformaciones; esto es un apaño mal hecho; es como volver a la Ley del 85, etc. Y a lo mejor es así. Puede que la ley no sea tan buena como se presentó en diciembre, pero no deja de ser una ley que elimina un derecho inventado, el derecho a abortar, y procura empezar a proteger al concebido y lucha por los derechos de la embarazada. Insisto, no es la ley que cualquier defensor de la vida desearía, pero es cierto que es un avance respecto a la situación actual que tenemos de aborto libre para todas, donde mueren bebés por nacer a diario por eliminar el problema que supone el embarazo inesperado. Es más fácil abortar y mirar para otro lado pensando que sólo se eliminan células, que ser responsable y consecuente con los actos. Lo valiente, y lo que verdaderamente nos hace progresar, es defender la vida, pues ésta construye, mientras que el aborto destruye. Creo que de esta idea se han dado cuenta en el Ministerio de Justicia, y por eso han intentado cambiar la situación.

Es muy fácil criticar desde la barrera a todos aquellos que intentan hacer cosas por mejorar la cultura de la vida en España, pero también es noble reconocer que este paso -y repito una vez más: ¡me encantaría que no existiera el aborto en España y en el mundo!- es un avance cualitativo y cuantitativo respecto a la ley actual. Y, si bien no dejaremos de defender al concebido y a la mujer embarazada bajo ninguna circunstancia y seguiremos pidiendo aborto cero, hay que reconocer, al menos, que esta nueva ley protegerá un poco más a las dos grandes víctimas del aborto: el niño por nacer y la mujer.

Mientras logramos entre todos que no haya ningún aborto en España y que se presenten leyes que persigan este objetivo, en este transcurso de búsqueda del sentido común y de la importancia de la vida de una persona, este Anteproyecto de Ley parece que nos allanará un poco más el camino para recuperar la cultura de la vida, que es la de la razón sobre la de la cultura de la muerte.