Jóvenes en la encrucijada: «Si todos callan, ¿gritarán ustedes?» - Alfa y Omega

Jóvenes en la encrucijada: «Si todos callan, ¿gritarán ustedes?»

«Si no gritan ustedes, gritarán las piedras. Así que, ¡decídanse!». Un reto y un desafío. Del Papa a los jóvenes. Lo pronunció este Domingo de Ramos, al final de una ambiciosa semana. Roma fue escenario del más intenso de los escrutinios a los cuales se ha sometido la Iglesia católica en mucho tiempo. Un debate «con la cara dura», como pidió Francisco, del cual surgieron conclusiones críticas, incisivas y esperanzadoras. Fue la reunión presinodal, que convocó a 300 jóvenes de los cinco continentes. Sin miedo a la censura, ellos se involucraron en primera persona

Andrés Beltramo Álvarez
El Papa Francisco posa para un selfi con jóvenes el Domingo de Ramos. Foto: AFP Photo/Tiziana Fabi

«Hacer callar a los jóvenes es una tentación que siempre ha existido», reconoció el Pontífice este domingo ante miles en la plaza de San Pedro. «Hay muchas formas de tranquilizarlos para que no se involucren, para que sus sueños pierdan vuelo y se vuelvan ensoñaciones rastreras, pequeñas, tristes. [Entonces] nos hace bien escuchar la respuesta de Jesús a los fariseos de ayer y de todos los tiempos: Si ellos callan, gritarán las piedras», siguió.

Por eso, lanzó un desafío: «Queridos jóvenes: Está en ustedes no quedarse callados. Si los demás callan, si nosotros los mayores y los dirigentes callamos, si el mundo calla y pierde alegría, les pregunto: ¿Ustedes gritarán? Por favor, decídanse antes de que griten las piedras».

Frente a él se encontraban los delegados del presínodo, que tuvieron una sesión del 19 al 24 de marzo en el colegio Mater Ecclesiae de Roma. Aunque la mayoría eran católicos, también había representantes de otras Iglesias cristianas, de otras religiones e incluso agnósticos. No tuvieron problemas en convivir y discutir animadamente con un objetivo: alcanzar un consenso sobre la realidad juvenil mundial que quede plasmado en un documento específico. Un texto que sirva de guía para los obispos que participarán en el Sínodo de octubre próximo en el Vaticano.

Una declaración realista, no rebelde

¿El resultado? Una declaración realista pero no rebelde. En otros tiempos habría sido tomada como un desahogo impertinente y, quizás, habría sido censurada. Ahora, aunque llamó la atención, no desató polémicas. «Los jóvenes de hoy anhelan una Iglesia auténtica», escribieron en el mensaje final, entregado al Papa por dos jóvenes panameños. Un gesto simbólico de cara a la próxima Jornada Mundial de la Juventud prevista para enero de 2019 en ese país de Centroamérica.

«Queremos decir, especialmente a la jerarquía de la Iglesia, que debe ser una comunidad transparente, acogedora, honesta, atractiva, comunicativa, asequible, alegre e interactiva. Una Iglesia creíble es aquella que no tiene miedo de mostrase vulnerable. La Iglesia debe ser sincera en admitir sus errores presentes y pasados, que sea una Iglesia conformada por personas capaces de equivocarse», añadió.

Abordaron también asuntos delicados, como los abusos sexuales y los malos usos del poder y del dinero. Los jóvenes pidieron que se fortalezca la política de tolerancia cero hacia los abusos dentro de sus instituciones. Así, precisaron, «su humildad sin duda aumentará su credibilidad frente al mundo juvenil». Y establecieron: «Si la Iglesia actúa de esta manera, entonces se diferenciará de otras instituciones y autoridades de las cuales los jóvenes, en su mayoría, ya desconfían».

El texto final incluyó también las aportaciones de más de 15.000 personas que se sumaron a seis grupos idiomáticos abiertos en las redes sociales. Un esfuerzo titánico que logró llevar la discusión a un universo aún más representativo.

Abordar temas controvertidos

«Los jóvenes tienen muchas preguntas acerca de la fe, pero desean respuestas que no estén diluidas o que hagan uso de fórmulas prefabricadas. Nosotros, la Iglesia joven, pedimos a nuestros líderes hablar en términos prácticos acerca de temas controvertidos como la homosexualidad y cuestiones de género, sobre las cuales ya los jóvenes discuten libremente sin tabú», escribieron más adelante.

Reconocieron que la Iglesia es vista a menudo «en contra de la ciencia», por ello llamaron a tener un diálogo más fluido con la comunidad científica. «La Iglesia también debería preocuparse por cuestiones ambientales, especialmente la contaminación. Deseamos ver una Iglesia empática y en salida hacia quienes están en las periferias, los perseguidos y los pobres», añadieron.

También plantearon problemas que padecen todos los días. Como la pornografía, que «pervierte la percepción que el joven tiene de la propia sexualidad». El abuso de la tecnología, que «crea una realidad paralela engañosa» e «ignora la dignidad humana». O el ciberacoso y los ataques contra los menores en internet.

Expresaron su deseo de ver más figuras femeninas de referencia en la Iglesia, de comprometerse en actividades políticas, civiles y humanitarias, de ser involucrados en la toma de decisiones a todos los niveles de la estructura eclesial. Incluso solicitaron «una comisión ante el Vaticano».

En resumen, pidieron escucha e inclusión. Porque quieren ser «presencia alegre, entusiasta y misionera dentro de la Iglesia». Desean convertirse en «una voz prominente y creativa». Una creatividad potencial en la música, la liturgia y las artes; pero una presencia aún sin explorar. Porque, como ellos mismos constataron, muchos aspectos de la Iglesia «siguen dominados por sus miembros mayores».