La luz brilla en las tinieblas - Alfa y Omega

Para los adolescentes coreanos la Semana Santa es algo del pasado, algo lejano que no tiene nada que ver con sus vidas. Aquí, como no es un país cristiano no son días de fiesta, son días normales de colegio, de trabajo y no hay tampoco mucha costumbre de asistir a los oficios entre los cristianos. Por eso este Domingo de Ramos hemos tenido un momento de oración con los chicos en el que hemos meditado en cuatro momentos las partes principales del Triduo Pascual. Sobre todo, hemos tratado de que los chicos pudieran sentirlo cercano a sus vidas y descubrirlo como una historia de amor y de esperanza de Dios con sus vidas.

Uno de los momentos más bonitos (el referido a la Vigilia Pascual) fue en el café sótano. Las luces estaban apagadas y en el centro estaba el cirio encendido, no se veía nada. Poco a poco esa luz pasó a una persona, luego a otra, y entre los jóvenes se la fueron pasando. Como éramos más de 20, la sala se iluminó con un resplandor muy cálido. Leímos un trozo de una homilía antigua sobre el Sábado Santo que habla de cómo Jesús descendió a los infiernos y rescató a Adán y con él a todos los hombres.

Después lanzamos una pregunta y a la luz de esas velas, con una música de fondo, estuvieron meditando y escribiendo lo que sentían: «¿Qué significa en mi vida que Jesús venza las tinieblas? ¿Qué significado tiene que su muerte es más fuerte que la muerte? ¿Qué me aporta su victoria en mi vida?».

Después de un rato en silencio pasamos al último momento de meditación (referido al Domingo de Resurrección) y, al final, compartimos por grupos la experiencia hecha en los cuatro momentos de oración, en torno al lavatorio, delante de la cruz, el momento del cirio y el momento de la Resurrección.

Dos chicos (en la foto, el segundo de la izquierda y el primero por la derecha) compartieron que para ellos el momento en el que todo estaba oscuro y poco a poco fue se iluminando el lugar les tocó mucho. Uno dijo que «sentía que esas pequeñas luces juntas daban mucha luz. Quiero vivir como esa pequeña vela, sacrificándome para dar luz y calor y con otros veo que puedo hacerlo».

El otro chico decía: «En nuestra vida hay momentos muy difíciles y sentir que el amor y la esperanza son más fuertes, me ha dado fuerza por dentro. Quiero vivir desde esa mirada y dejar que tome fuerza dentro de mi esa semilla de esperanza».