El caso Mindong, una prueba para las relaciones entre China y la Santa Sede - Alfa y Omega

El caso Mindong, una prueba para las relaciones entre China y la Santa Sede

El obispo «clandestino» Vincenzo Guo Xijin pudo celebrar la Misa Crismal con los sacerdotes diocesanos. Pero algunos han aprovechado para volver a expresar dudas y críticas sobre los contactos entre el gobierno de Pekín y la Santa Sede. La solución es sencilla, simplemente el sensus Ecclesiae de la comunidad católica local, que confirma el «aguante» de los recíprocos canales de contacto

Vatican Insider
Monseñor Guo durante la celebración de la Misa crismal

El jueves 29 de marzo por la mañana, Vincenzo Guo Xijin, el obispo católico «clandestino» (es decir no reconocido por el gobierno chino) pudo celebrar la Misa Crismal en la catedral de la diócesis de Mindong, en la localidad de Luo Dong, rodeado por gran parte de los sacerdotes diocesanos. La celebración fue antes del alba, porque las autoridades pidieron que se mantuviera un bajo perfil y evitar la presencia de fotógrafos. Pero se llevó a cabo. Y formaba parte de un acuerdo que se alcanzó a nivel local entre las autoridades políticas y la comunidad católica sobre las modalidades para celebrar todo el triduo pascual. Según lo que establece el acuerdo, la Misa un Coena Domini del Jueves Santo, con el lavapiés, fue celebrada en la catedral por un sacerdote. Lo mismo sucedió con la liturgia del Viernes Santo. Al obispo Guo se le permitió también participar en la vigilia de Pascua, pero sin llevar los paramentos episcopales.

Las noticias que llegan de la diócesis de Mindong parecen confirmar que se ha encontrado una vía razonable para superar muchas tensiones que habían surgido en los últimos días, cuando las autoridades civiles locales trataron de obligar a Guo a concelebrar los ritos de la Semana Santa con Vincenzo Zhan Silu, obispo legítimo que lleva el título de la misma diócesis. Zhan es reconocido como obispo de Mindong por el gobierno chino, pero es considerado obispo ilegítimo por parte de la Santa Sede, puesto que fue ordenado en el año 2000 sin el mandato pontificio. Desde hace tiempo ha pedido reconciliarse plenamente con el Papa y ser legitimado por la Santa Sede, pero esta legitimación no ha sido declarada todavía.

El caso de Mindong manifiesta nuevamente las tantas dificultades y factores que condicionan la vida de la comunidad católica china, que dificultan también el proceso que ha puesto en marcha la Santa Sede en sus relaciones con las autoridades chinas con la esperanza de comenzar a resolver los problemas que siguen mortificando la vida de la Iglesia en el gigante asiático. Al mismo tiempo, parecen alejarse las previsiones de los que se estaba gestando en Mindong un nuevo y gran infortunio que fatalmente habría puesto en peligro el diálogo entre el gobierno chino y la Santa Sede. Viendo las cosas cronológicamente y sin gafas ideológicas, el «incidente» de Mindong se podría interpretar como una especie de prueba con la que se ha demostrado el sustancial «aguante» de los canales de contacto entre el gobierno chino y la Santa Sede en esta tan delicada fase de las negociaciones.

Los hechos

La situación de la diócesis de Mindogn, precisamente debido a la presencia de dos obispos (uno legítimo y otro no legítimo), fue incluida desde hace tiempo en la agenda de las cuestiones afrontadas en los contactos reservados entre los representantes de la Santa Sede y funcionarios de los aparatos chinos. Con el objetivo de encontrar una solución a la anónima situación canónica, el obispo Guo aceptó con espíritu de fidelidad a la Iglesia la propuesta de convertirse en el futuro en auxiliar de Mindong, dejando la guía de la diócesis al obispo Zhan, que es todavía ilegítimo desde el punto de vista canónico, pero que desde hace tiempo pidió la plena reconciliación con la Santa Sede. Así las cosas, en una situación que parecía no tener solución, llegó la noticia de que las autoridades locales convocaron al obispo Guo el lunes 26 de marzo por la tarde, para pedirle que concelebrara la misa Crismal del Jueves Santo con el todavía ilegítimo obispo Zhan.

Se esparcieron rumores según los cuales el obispo Guo (que en este periodo debe acudir a su madre, gravemente enferma) había sido detenido por las autoridades chinas. En realidad, el obispo nunca salió de la diócesis de Mindong y volvió el martes 27 de marzo a su residencia.

Vatican Insider ha podido reconstruir, gracias a fuentes locales, la dinámica de esta historia.

Parecería que hay que atribuir a las autoridades locales la iniciativa de hacer presión sobre Guo. El año pasado, antes y después de la Pascua, ya lo habían alejado durante veinte días de la diócesis, para que no pudiera celebrar con los paramentos episcopales los ritos de la Semana Santa. Los aparatos locales, acostumbrados a mecanismos burocráticos, reiteraron este año las interferencias en las celebraciones de la Semana Santa de la comunidad católica local, sin tener en cuenta los progresos que se han dado en el diálogo entre China y la Santa Sede.

Al enterarse de las noticias que llegaban de Mindong, la Santa Sede activó inmediatamente sus contactos con las autoridades chinas, para expresar el proprio desconcierto y la propia preocupación por un caso que se presentaba como la enésima manifestación de una prepotencia obtusa, en evidente contradicción con la sinceridad y la buena voluntad que varias veces han proclamado las autoridades chinas en relación con el diálogo con el Vaticano. La Santa Sede, se ha insistido, se muestra comprensiva y siempre dispuesta a dialogar con las autoridades de Pekín, precisamente porque le interesa particularmente el bien de todos los católicos chinos. Las autoridades chinas centrales, a través del portavoz del Ministerio del Exterior Li Kang, indicaron el miércoles 28 de marzo que no tenían información sobre lo que estaba sucediendo en Mindong, y confirmaron su «sinceridad» para tratar de mejorar las relaciones sino-vaticanas, buscando un acuerdo «a medio camino».

Un papel crucial en la búsqueda de una solución aceptable para todos, lo ha tenido la comunidad católica de Mindong. El obispo Vincenzo Guo ha demostrado una vez más su sensus Ecclesiae. En el diálogo con los aparatos civiles y de seguridad (refieren fuentes locales), Guo ha abandonado el protagonismo personal. Explicó con serenidad que él no tiene reservas personales para con el obispo Zhan, y se dijo dispuesto a concelebrar con él, siempre y cuando los acuerdos entre China y la Santa Sede den pasos hacia adelante y el obispo Zhan (todavía ilegítimo) sea oficialmente reconocido desde el punto de vista canónico. Los sacerdotes de la diócesis, por su parte, expresaron su apoyo unido por el obispo Guo, dando a entender que si hubieran tratado de alejarlo de la diócesis habrían escrito todos juntos a la Santa Sede para manifestar su desconsuelo y las dudas que este incidente habría despertado entre ellos, sobre todo en relación con la consistencia y los resultados de las negociaciones entre China y los representantes del Papa.

El imprevisto de Mindong, indican fuentes locales, han puesto en evidencia una maduración del espíritu eclesial que existe entre los dos obispos. Y se nutren grandes esperanzas en relación con una futura y plena reconciliación de la comunidad diocesana: también el entonces obispo ilegítimo Zhen ha contribuido a encontrar una solución pragmática, que acontentara a todos. Y en estos tiempos se han registrado elocuentes episodios de colaboración eclesial entre él y los sacerdotes «clandestinos», vinculados con el obispo legítimo Guo. En particular, uno de ellos recibió la ayuda del obispo Zhan para ocuparse de las relaciones con las autoridades políticas en los procedimientos necesarios para volver a adquirir la propiedad de un terreno que antes había pertenecido a su parroquia.

Lo que indican los hechos

Del «caso Mindong» inmediatamente algunos se han aprovechado para volver a expresar dudas y críticas sobre los contactos entre el gobierno de Pekín y la Santa Sede. Pero precisamente la situación ha demostrado que el camino emprendido permite encontrar soluciones realistas y aceptables para todos, incluso en relación con cuestiones delicadas que tocan la naturaleza propia, sacramental y apostólica de la Iglesia católica presente en China. Prosiguiendo por el camino de la negociación paciente, también en los palacios vaticanos prevalece la impresión de que en el futuro se podrán prevenir casos como el de Mindong, compartiendo indicaciones y criterios de orientación en común.

La Santa Sede, ante este imprevisto, puso inmediatamente a trabajar sus canales de contacto con las autoridades chinas, para que insistir en que la interferencia de los aparatos civiles en la vida litúrgica de la comunidad católica local habría representado un grave ejemplo de mortificación del sensus fidei de todos los fieles. Los colaboradores del Papa Francisco han evitado frases eclatantes y declaraciones de desdén en público, que probablemente solamente habrían producido una nuevas tensiones y duras respuestas en el ex Celeste imperio.

Pero la situación y su actual desarrollo confirman por ahora que el camino emprendido funciona. La Santa Sede no parece cultivar ilusiones ingenuas. Los colaboradores del Papa lo saben bien (lo ha repetido el cardenal Pietro Parolin en una entrevista con Vatican Insider): el camino para mejorar las relaciones con el gobierno chino y las condiciones de la comunidad católica local no estarán exentas de incidentes. Soportan con paciencia, pero sin victimismos auto-celebrativos, las campañas que mistifican las razones y las modalidades de la acción vaticana sobre el «dossier» chino. Pero se sigue confirmando que la vía emprendida permite encontrar soluciones prácticas y graduales a los problemas de la catolicidad china, y por ello es conveniente familiarizarse con el estilo paciente y flexible que hasta ahora se ha seguido con el «caso Mindong».

Las autoridades chinas, por su parte, dieron la impresión al inicio de ser poco confiables, sobre todo en relación con los canales de comunicación interior entre los poderes centrales y los aparatos locales. Pero se pudo corregir la ruta a tiempo y se acogieron las peticiones y las preocupaciones que expresó el Vaticano en relación con la situación en Mindong. Sigue abierta la hipótesis de que también dentro de los aparatos chinos puede haber sectores o personajes que están en contra del diálogo con la Santa Sede, dispuestos a crear situaciones que puedan boicotear la negociación. Pero tras el caso Mindong se puede pensar que la intervención de las autoridades gubernamentales, en el caso de que haya existido, se debe a una demostración concreta de la proclamada «buena voluntad» y sinceridad china en las relaciones sino-vaticanas.

Un papel clave lo ha tenido el sensus Ecclesiae de la comunidad católica local. El obispo Guo, los sacerdotes y también el obispo Zhan han demostrado que se pueden encontrar soluciones con realismo y flexibilidad, a pesar de eventuales actitudes rígidas, incomprensiones y prepotencias de los aparatos locales. Cuando se analiza la sustancia y no se reduce la cuestión neurálgica (sacramental) de la comunión eclesial de la diócesis alrededor del obispo a una mera batalla de poder y para establecer «quien está al mando».

La misa Crismal celebrada el Jueves Santo por la mañana, en todas las diócesis católicas del mundo manifiesta la unidad del obispo con los sacerdotes del presbiterio diocesano. Y este año los sacerdotes de Mindong la celebraron con el obispo Vincenzo Guo.

Gianni Valente / Vatican Insider