Serás feliz - Alfa y Omega

En estos días, muchos niños y niñas os iniciáis al domingo y a la Eucaristía recibiendo a Jesús sacramentado. Cuando comulgues, niño o niña que me leas, deja que Jesús te mire a los ojos, porque quiere ser tu amigo. Mírale también tú con amor y cuéntale tus cosas como a un verdadero amigo. Él te invita a mirar también con amor a todas las personas, sobre todo a las que sufren, a los que nadie quiere, a los que están solos y abandonados. Es muy importante acostumbrarse a hablar con Jesús de muchas cosas; es lo que llamamos oración, que no son únicamente el Padrenuestro o el Avemaría que rezamos de carrerilla.

Os contaré algo: no hace mucho que me escribió una niña que va a un oratorio para aprender a hablar con Jesús, es decir, a aprender a orar; esta niña me decía que lo que siente cuando asiste al oratorio es cómo le llama Jesús y le dice que la quiere. Cuando va al oratorio se siente alegre, tranquila, como si le llegara una chispa de felicidad que le ayuda a seguir caminando todo el día. Es como si entrara en un cielo inmenso, pues el Señor está ahí, para apartar de ella los males y tomarla en sus brazos, pues con Jesús siempre estaremos a salvo.

Si desde la Primera Comunión tú te acostumbras a hablar con Jesús, cuando le recibes en la Misa de los domingos, serás feliz.

Ya sé también que, en toda la preparación a esta iniciación al domingo y a la Eucaristía, ayudan los papás de cada niña o niño. Muchos padres lo hacen pero que muy bien, aunque ¡a veces…! También me dicen los catequistas y los párrocos que la Primera Comunión de su hijo ha ayudado a algunos papás a volver a encontrarse como personas queridas por Dios. ¿Quién duda que la ilusión de su hijo ante el acontecimiento de recibir a Jesús haya ayudado a muchos padres a recordar el encuentro con Aquel que sabemos nos ama y siempre espera?

No debéis dejar de vivir con mucha más profundidad la fe y así recibir un apoyo para afrontar con más fuerza todas las dificultades de la vida.

Os invito a celebrar la Primera Comunión de vuestros hijos con la sobriedad y la belleza propias de las fiestas cristianas, y a ir con ellos a la Eucaristía de la segunda, la tercera, la cuarta… Comunión. Felicidades.