«Nos cambió la vida» - Alfa y Omega

«Nos cambió la vida»

¿Qué es lo que sucede después de estar al borde la muerte y volver a la vida tras la intercesión de un santo? ¿Cómo recuperar la normalidad cuando una hija tuya ha estado a punto de morir y ha sido sanada gracias a una intervención providencial de Dios? La sanación tras un milagro, ¿se queda solo en lo físico o va más allá? San Manuel González ha marcado a la familia Carballás Varela

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Mari Carmen Varela, en el centro, junto a Ramón y su familia. Foto: Familia Carballás Varela

¿Cuánto debe durar la vida después de un milagro? ¿Cuántos años debe disfrutar una persona de la gracia que ha recibido, para que ese regalo haya merecido la pena? El caso de Mari Carmen Varela demuestra que el rastro de Dios permanece aunque la vida aquí en la tierra llegue a su fin natural. Mari Carmen murió en el año 2011, solo dos años y medio después de ser sanada totalmente de un cáncer linfático muy agresivo, gracias a la intercesión del entonces beato Manuel González, a quien se encomendó en los días más duros de su enfermedad. Gracias a este suceso, Manuel González fue canonizado por el Papa Francisco en octubre de 2016.

Sin embargo, la gracia que el Señor derramó en Mari Carmen está durando todavía a día de hoy. Su hijo, Ramón Carballás, explica a Alfa y Omega que «para mi familia aquello fue algo maravilloso». Casado y con tres hijos, Ramón cuenta que «nuestros hijos han participado desde el primer momento de todo lo que le pasó a mi madre. Desde entonces, san Manuel González ha estado muy presente en nuestra familia. Juntos hemos sido testigos de la fuerza de la oración, y juntos nos hemos reunido muchas veces para rezar por alguna persona que nos lo ha pedido». Así, Ramón confirma que «nos ha cambiado la vida total y maravillosamente. Nos ha dado una gran fuerza interior, mucha felicidad y confianza en la Providencia, y mucho amor por la Eucaristía, como san Manuel». Además, «hemos sentido siempre muchas ganas de comunicar lo que nos ha pasado, porque no nos lo podemos quedar solo para nosotros, y hemos visto cómo eso ha servido para ayudar a mucha gente».

Ramón y su familia atestiguan que, gracias al milagro que recibió su madre, «muchos han ido cogiendo mucho cariño y devoción a san Manuel, y nos han pasado cosas que nos han ayudado a comprender el tremendo poder y fuerza de la oración». Como por ejemplo una compañera de trabajo que le llamó una noche para que rezara por una familiar embarazada que se encontraba en una situación muy crítica de salud: «Nosotros rezamos y pedimos con mucha fe y fuerza la intercesión de san Manuel para su curación, y en muy pocos días se empezaron a percibir mejorías. Tras unos meses se recuperó de un modo inimaginable para los médicos en esos momentos, y al poco pudo empezar a andar y a hacer vida normal. Y, lo que es más importante, su hija nació sin problema alguno, y se encuentra estupendamente. Todo ha sido un regalo de Dios».

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