El Vaticano a los budistas: «La corrupción lleva al populismo. Combatámosla juntos» - Alfa y Omega

El Vaticano a los budistas: «La corrupción lleva al populismo. Combatámosla juntos»

En su mensaje con motivo de la festividad del Vesakh/Hanamatsuri, el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos hace a los líderes budistas propuestas concretas sobre cómo acabar con la corrupción, una práctica que «pone vidas en riesgo»

Redacción
Foto: REUTERS/Max Rossi

La corrupción y su impunidad, que escandalizan a los ciudadanos, son una de las causas de los movimientos populistas. Estos, incluso los que están sostenidos por el fundamentalismo religioso, «se han alzado para protestar por el derrumbamiento de la integridad pública». Por eso, «no se le puede dar respuesta con el silencio», sino que hay que implantar medidas adecuadas para eliminarla.

Son algunas de las aseveraciones, concretas y directas, que se incluyen en el mensaje del Vaticano a los budistas con motivo de la festividad del Vesakh/Hanamatsuri. Esta fiesta, la principal del budismo, conmemora los principales eventos de la vida de Buda, y se celebra en distintas fechas en torno al 29 de mayo.

Para su mensaje anual, el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso ha querido abordar cómo «evitar y combatir la corrupción juntos». En él el prefecto, cardenal Jean-Louis Tauran, subraya que el hecho de que tanto fieles budistas como católicos se impliquen en prácticas corruptas «pone vidas en riesgo».

Esto es así porque el aprovecharse de la propia posición para el beneficio personal «está vinculado a un bajo crecimiento económico, inversiones débiles, inflación, devaluación monetaria, evasión fiscal, más inequidad, educación e infraestructuras de mala calidad y la degradación del medio ambiente».

Un «estado mental malsano»

En el budismo —recuerda el documento— la corrupción es un «estado mental malsano» que se debe a la avaricia, el odio y el engaño o la ignorancia, «causa sufrimiento y contribuye a una sociedad poco saludable». Es más, esta doctrina oriental no solo rechaza la corrupción, sino que busca transformar las intenciones y hábitos de los corruptos.

El segundo precepto del budismo —continúa el cardenal Tauran— enseña a los fieles a «discernir si las cosas que llegan a sus manos están de hecho destinadas a ellos. Si han sido tomadas de otro de forma ilícita, no es correcto que se las queden».

Basados en estos preceptos, los budistas deben cooperar con los cristianos para erradicar tanto la corrupción como «sus causas subyacentes». «Nuestra principal contribución —apunta el mensaje— será animar a nuestros respectivos seguidores a crecer en integridad moral, justicia y responsabilidad».

Los líderes religiosos también deben cooperar en otros ámbitos. Entre otros, cooperar con los medios y la sociedad civil para denunciar estas prácticas; concienciar al público; exigir responsabilidades a los «criminales de guante blanco» independientemente de su clase, religión o etnia; reclamar procesos legales para recuperar los fondos robados; fomentar la participación de la mujer en política, y poner en marcha «instituciones transparentes e inclusivas» que se basen en el buen gobierno, el rendimiento de cuentas y la integridad.