El cardenal Tauran se reúne con el rey de Arabia Saudí en una histórica visita - Alfa y Omega

El cardenal Tauran se reúne con el rey de Arabia Saudí en una histórica visita

«Todas las formas de terrorismo quieren demostrar que es imposible convivir. Nosotros creemos justo lo contrario», aseguró el prefecto del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso al comienzo de su visita de una semana al reino saudí

María Martínez López
Foto: SPA

Por primera vez, un alto representante del Vaticano ha visitado Arabia Saudí, el país donde se encuentran los lugares más sagrados del Islam y donde la práctica del cristianismo está sujeta a más restricciones. El cardenal Jean-Louis Tauran, prefecto del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, fue recibido este lunes por el rey Salman bin Abdulaziz.

Durante el encuentro en el palacio de Al Yamamah, los dos dirigentes hablaron sobre la responsabilidad que los fieles religiosos tienen de rechazar la violencia, el extremismo y el terrorismo.

El histórico encuentro del miércoles fue el momento central de una visita de una semana, entre los días 13 y 20 de abril. Solo un día después de su llegada, el cardenal Tauran y su equipo participaron en un encuentro con el secretario de la Liga Musulmana Mundial, Mohammed bin Abdul Karim al-Isa.

Taurina y Al-Isa firmaron ratificaron y consolidaron el acuerdo de cooperación firmado por ambos en septiembre de 2017 para promover el diálogo en el mundo y fortalecer los vínculos espirituales entre cristianos y musulmanes. El acuerdo contempla reuniones anuales de sus colaboradores, y encuentros bienales del comité central de trabajo.

Los terroristas «dañan la imagen de su religión»

El representante del Papa para el diálogo interreligioso subrayó que los líderes religiosos «tienen el deber de evitar que las religiones estén al servicio de una ideología» y también deben de saber «reconocer que algunos de nuestros creyentes, como los terroristas, no se portan bien».

Estas personas se han radicalizado hasta el punto de ver a quienes no comparten su visión del mundo como «infieles» que deben convertirse o ser eliminados. En ese punto, es fácil que «recurran a la violencia, incluido el terrorismo, en nombre de la religión. Les lavan el cerebro y les convencen de que están sirviendo a Dios».

Sin embargo –añadió–, en realidad, «solo se están haciendo daño a sí mismos, destruyendo a otros, arruinando la imagen de su religión y de sus correligionarios». Esa gente «necesita nuestra oración y nuestra ayuda».

«El terrorismo es una amenaza constante –subrayó–, y por esa razón debemos ser claros y no justificarlo nunca. Todas las formas de terrorismo quieren demostrar que es imposible convivir. Nosotros creemos justo lo contrario. Debemos evitar la agresión y la denigración».

Petición de libertad religiosa

Durante el encuentro, el cardenal Tauran también mostró la preocupación de la Iglesia por las durísimas restricciones a la libertad religiosa en el país, donde está prohibido construir iglesias o practicar la religión en público.

En este sentido, pidió que se instituyan «reglas comunes para la construcción de lugares de culto». Todas las religiones y todos los creyentes –y también quienes no profesan ninguna religión– deben recibir el mismo tratamiento, subrayó.

Precisamente su visita y el contexto en el que se produce pueden interpretarse como un intento del reino saudí de dar algunos pasos en esta dirección. Durante los últimos meses, han sido varios los encuentros que se han producido entre figuras clave del Gobierno de Riad y representantes de diversas confesiones cristianas.

Por ejemplo, en noviembre, el patriarca maronita, cardenal Beshara Raï, visitó el país árabe. Asimismo, durante una visita a Londres en marzo, el príncipe heredero, Mohammed bin Salman, prometió al primado anglicano promover el diálogo interreligioso como parte de un movimiento de reformas sociales que incluyen reducir el papel de la policía religiosa, permitir los conciertos o permitir que las mujeres conduzcan.

El primer encuentro entre un rey árabe y un Papa tuvo lugar en 2007, cuando el Papa Benedicto XVI recibió al rey Abdullah bin Abdul Aziz, hermano del rey Salman.