Si la parroquia funciona, la gente responde - Alfa y Omega

Si la parroquia funciona, la gente responde

La X en la casilla de la Iglesia en la declaración de la Renta apenas cubre el 20-25 % del presupuesto de la Iglesia en España. Por eso, cada vez más parroquias apuestan por las suscripciones periódicas. La clave es convertir la parroquia en «una gran familia»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Francisco y Jesús (a la izquierda), con el equipo de domiciliaciones de la parroquia de Escalonilla. Al lado, dos carteles de las campañas de San Germán. Foto: Parroquia de Santa María Magdalena de Escalonilla

A Francisco Sánchez Brunete, el párroco de Escalonilla (Toledo), le surgió un problema cuando al llegar a su parroquia hace tres años se encontró con que había que rehabilitar el tejado del templo. En total eran 360.000 euros, y se puso manos a la obra.

«Empecé a concienciar a la gente y se formó una pequeña comisión de obras que, junto a algunos voluntarios, nos dedicamos a recorrer el pueblo entero solicitando una colaboración periódica para poder pagar el crédito que pedimos para la rehabilitación», cuenta el párroco.

«No queríamos donativos esporádicos –aclara– porque, aunque sean muy grandes, al final no tienen continuidad. Lo que nos interesaba era una colaboración quizá más modesta pero más estable en el tiempo. Ahora tenemos domiciliaciones desde cinco euros hasta cerca de 80».

La campaña resultó «muy bonita en lo pastoral», porque «tuvimos la oportunidad de entrar en las casas de los vecinos y conocernos más». En la iniciativa «quiso participar muchísima gente, incluso algunos que no suelen ir a menudo a la iglesia, porque lo veían como un bien para su pueblo».

«No es solo poner unas tejas»

Las obras fueron deprisa y hace dos años se retiraron todos los andamios. «Nos entró algo de miedo –reconoce el párroco–, porque pensamos que la gente, al no ver ya las obras, iba a retirar su domiciliación, cuando en realidad todavía estamos pagando el crédito». Pero no fue así; de hecho, solamente se han dado de baja en este tiempo diez personas, y algunas de ellas por defunción.

Uno de los miembros de la comisión que se formó es Jesús del Moral, que confirma que «la gente sigue muy comprometida. A día de hoy las domiciliaciones sobre el presupuesto total de la parroquia están en torno al 45 %. Ha sido muy importante el trabajo en equipo y el apoyo de toda la comunidad parroquial».

A su juicio, el salto está en «pasar de hacer una campaña con un objetivo específico a concienciar a la gente de que no se trata solo de poner unas tejas, sino de colaborar en beneficio de la comunidad. Más que en el mantenimiento del templo, es necesario pensar en sostener a la comunidad, porque la parroquia no es solo la iglesia, sino toda la actividad de evangelización y de caridad que tiene lugar en ella. Eso es lo que hay que edificar entre todos: compartir la vida, saber que la parroquia es mía también, conocer el nombre y la vida de quien se sienta a tu lado. No es poner tejas; es llegar al cielo juntos».

Si te sientes a gusto…

Cuando la gente se siente a gusto en su parroquia y encuentra satisfechas todas sus necesidades espirituales y de formación, en seguida se muestra abierta a colaborar económicamente. Es lo que le pasó a la parroquia de San Germán, en Madrid, como cuenta Marta Zabalgo, responsable de comunicación de la parroquia: «En 2013 se empezó una obra porque la parroquia estaba en muy mal estado y era necesario mejorar las instalaciones. Los feligreses reaccionaron de maravilla, y desde entonces hemos realizado varias campañas con carteles, dípticos y cartelones para la fachada».

Carteles: Parroquia de San Germán

Además de la creatividad gráfica con la que enfocan cada campaña, se realiza una labor de información fundamental: «Periódicamente se informa al consejo pastoral acerca de cómo van las cuentas y cuánto queda por pagar, para que los representantes del consejo a su vez informen a los diferentes grupos que forman parte de la parroquia», explica Marta.

En la actualidad, hay unas 240 suscripciones mensuales, 15 trimestrales, cinco semestrales y seis anuales para la reforma; y unas 99 mensuales, 47 trimestrales, 30 semestrales y 68 anuales para la parroquia en general. «Los importes son muy variados y cada uno dona lo que desea. Desde cinco euros, cada uno dona lo que puede y todo es bienvenido», dice.

Una gran familia

El secreto del buen funcionamiento de este modelo de financiación es que «San Germán funciona como una gran familia –asegura Marta–. Es un centro muy atractivo que lleva a muchos a Cristo. Aquí hay muchos grupos y está viniendo gente constantemente. Al reformar los locales los grupos están más cómodos y la gente se siente muy a gusto, y de ahí es natural que inviten a otros. Las actividades y retiros evangelizan, y eso atrae a otros. También funciona muy bien el grupo de matrimonios jóvenes que se quedan en la parroquia tras el curso prematrimonial. Hay muy buen ambiente y se organizan incluso vacaciones en familia para todos. Es como si la parroquia fuera tu segunda casa, y cuando eso funciona, cuando la gente recibe sacramentos y formación, cuando el centro es recibir a Cristo y compartir tu fe, la gente le coge cariño a la parroquia y desea colaborar económicamente».