«Recen para que pueda volverme más esclavo al servicio de los demás» - Alfa y Omega

«Recen para que pueda volverme más esclavo al servicio de los demás»

«Les pido que recen por mí durante esta celebración, para que yo pueda volverme más esclavo en el servicio por los demás», pidió el Papa a los presos de la prisión romana de Rebibbia, donde celebró la misa de la Cena del Señor y lavó los pies a 6 reclusas y 6 reclusos. Uno de sus monaguillos fue un joven condenado por homicidio múltiple

Aleteia

El Pontífice ha lavado los pies a 12 detenidos en la cárcel de Rebibbia en Roma, este jueves 2 de abril durante la misa de la Cena del Señor. El Papa ha besado los pies a seis mujeres y seis hombres en la iglesia Padre Nuestro en una de las cárceles principales de su diócesis.

El Papa Francisco, que llama por teléfono a la cárcel de Buenos Aíres casi todos los domingos para hablar con uno de los tantos detenidos allí, este Jueves Santo ha llevado personalmente consolación y dignidad a los presos de la cárcel de Rebibbia.

En un nuevo capítulo de la sublime teología del llanto abierto en el libro de este pontificado, Francisco ha llevado la caricia de Jesús a hombres y mujeres recluidos expiando sus penas ante la sociedad cuando la Iglesia recuerda la Pasión de Cristo. Y sus primeras palabras para ellos ha sido: «Jesús nos ama sin limites».

«El amor de Jesús no delude nunca porque no se cansa de amar, así como no se cansa de perdonar y de abrazarnos», añadió. «El amor de Jesús por nosotros no tiene límites, no se cansa de dar la vida por nosotros. ¡Sí, da la vida por todos nosotros!», dijo con voz clemente.

El Papa explica el gesto del lavatorio de los pies

Sucesivamente, como discípulos redimidos, Francisco explicó a los detenidos el gesto del lavado de los pies durante la Última Cena: «Jesús nos amó a cada uno de nosotros hasta el final. Los discípulos no entendían el gesto de que Jesús les lavara los pies». «Yo lavaré los pies a doce de ustedes, pero estos hermanos y hermanas les representan a todos ustedes», expresó. Ése -explicó el Papa- era entonces un trabajo para los esclavos de la casa. «El patrón tenía esclavos para limpiar los pies a los huéspedes». «Lavar los pies era un trabajo de esclavos ¡Jesús se hace esclavo por nosotros!» Así, indicó que este gesto significa que el amor de Dios lava los pecados a todos. Por último, el Papa aseguró: «Les pido que recen por mí durante esta celebración, para que yo pueda volverme más esclavo en el servicio por los demás», indicó el Papa a los detenidos. Francisco llegó en la tarde a la cárcel Rebibbia y en el patio interior, saludó a un primer grupo de prisioneros, compuesto por varias docenas, muchos de los cuales conmovidos hasta las lágrimas le abrazaron con cariño. Varios le alcanzaron sus rosarios para ser bendecidos. Este saludo se prolongó durante varios minutos. El Papa besó, estrechó manos, sonrió a cada uno de los cerca de 50 detenidos que le esperaban a la entrada. Antes de dirigirse a la capilla, tomó un micrófono y agradeció «la cálida bienvenida y sincera…» «Gracias», dijo visiblemente emocionado. Sucesivamente, el Papa entró en la capilla, para presidir la Misa de la Cena del Señor, el comienzo del Triduo Pascual, en la que lavó los pies de algunos detenidos y detenidas de la cercana cárcel femenina del distrito. Muchas de ellas madres de niños de brazos que tienen el servicio de guardería en la cárcel. En esta ocasión, el Papa Francisco ha lavado los pies a seis mujeres, entre ellas dos nigerianas, una de ellas madre de un niño en brazos, una ecuatoriana, una congoleña y tres italianas.

Los hombres eran un nigeriano, un brasilero y cuatro italianos. En la misa estuvieron presentes 350 detenidos y detenidas, la mayoría prisioneros por delitos contra la propiedad privada y no contra personas.

Uno de los monaguillos del Papa en la misa fue un joven acusado de plurihomicidio que ha logrado graduarse en estudios universitarios mientras paga su pena. En esta cárcel, hay un sector dedicado a 150 madres detenidas que pueden tener consigo a sus hijos pequeños hasta que los infantes no cumplen 3 años de edad. La misa de este Jueves Santo, en memoria de la última cena y el lavatorio de los pies, ha sido la tercera celebrada por el Papa Francisco desde el inicio de su pontificado volcado hacía las periferias entre los pobres y los marginados. En 2013 a pocas semanas de su elección al solio de Pedro, el Papa decidió de ir al instituto penitencial para menores de Casal del Marmo. Francisco ha sido el primer Pontífice de la historia en incluir a dos mujeres encarceladas en el lavatorio de los pies, un hecho que en su momento levantó polémicas en los sectores católicos más conservadores. Ésta es la tercera visita de un Papa a la cárcel romana. En diciembre de 1986 Juan Pablo visitó Rebbibia para encontrar a su verdugo, Ali-Agca. Precisamente, este 02 de abril se cumplen 10 años de la muerte del Santo. Benedicto XVI la había visitado en diciembre 2011.

Ary Waldir Ramos Díaz / Aleteia