La utilidad de estar juntos - Alfa y Omega

En el mundo de hoy, estar juntos tiene un precio. El hecho de la compañía nos lleva a la esfera de las relaciones interpersonales, en el recíproco compartirse y donarse. La pena es que vivimos en unos tiempos de comer desenfrenadamente, lo que excluye la conversación. El diálogo se desarrolla cuando nos encontramos en un grupo restringido, contrariamente a la conversación en la mesa, donde uno se puede equivocar, cambiar de posición, lanzar pensamientos no siempre acertados, pero donde no puede excluirse a ningún participante, porque toda cuestión esencial nos concierne a todos.

Cuando en el pasado se emprendía una discusión sobre el problema del escándalo, la convesación giraba en torno a la responsabilidad, pero nadie dudaba de que el escándalo fuera posible. Sucedía esto porque los principios fundamentales de la moralidad eran comúnmente aceptados, e incluso si el mismo Nietzsche proclamaba tesis contrarias, sus ensayos eran aún marginales. Hoy, cuando hablamos de moralidad pública, tenemos que precisar qué moralidad tenemos en mente.

Es muy difícil crear arte en tiempos en que no hay referencias comunes. Desde que Bertold Bretch transgredió la regla de la identificación, el arte narrativo ha empezado a describir y abajar al hombre. Cualquier idealización se consideraba indigna del arte. Con esta mentalidad, en Europa ha desaparecido el protagonista y se han ido los actores: el vacío ha sido llenado velozmente por la importación del otro lado del océano. Ha sido necesario, porque la vida no soporta el vacío.

Con todo, nunca he creído que Europa haya agotado sus fuerzas creativas, y no creo que la crisis de la cultura sea de carácter irreversible.

Krzysztof Zanussi
Director de cine