El Papa, con las víctimas de los atentados en Indonesia - Alfa y Omega

El Papa, con las víctimas de los atentados en Indonesia

Dios nos pide «ser hombres y mujeres de la Ascensión, buscadores de Cristo a lo largo de los caminos de nuestro tiempo, llevando su palabra de salvación hasta los confines de la tierra», afirma Francisco durante el rezo del Regina coeli

Ricardo Benjumea

Tras los atentados de este domingo contra varias iglesias cristianas en Indonesia, que se han cobrado la vida de al menos 10 personas y provocado más de 40 heridos, el Papa ha expresado su cercanía a «este querido pueblo», asegurando sus oraciones por las víctimas y sus familiares.

«Estoy particularmente cercano al querido pueblo de Indonesia, en modo especial a las comunidades cristianas de la ciudad de Surabaya, duramente golpeadas por el grave ataque contra lugares de culto», dijo durante el rezo del Regina coeli en la plaza de San Pedro.

«Elevo mi oración por todas las víctimas y sus familiares. Juntos invoquemos al Dios de la paz para que haga cesar estas violentas acciones, y en el corazón de todos encuentren espacio no sentimientos de odio y violencia, sino de reconciliación y de fraternidad», prosiguió.

Francisco recordó también que este domingo se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, sobre el tema Fake news y periodismo de paz. Por ello se dirigió «en particular a los periodistas» pidiéndoles «buscar la verdad de las noticias, contribuyendo a crear una sociedad justa y pacífica».

«Una misión sin límites»

Por otro lado, al comentar el pasaje evangélico del domingo, la Ascensión del Señor, el Papa se refirió a la misión encomendada por Jesús a su Iglesia de difundir el Evangelio en el mundo entero. Se trata de «una misión sin límites, literalmente sin límites», porque supera las fuerzas humanas», dijo. «Una tarea confiada a un pequeño grupo de hombres simples y sin grandes habilidades intelectuales» que solo puede lograrse «por el poder que Dios mismo concede a los Apóstoles». Porque «Jesús les asegura que su misión será sostenida por el Espíritu Santo».

Esa misión continúa todavía hoy y «requiere la colaboración de todos nosotros», que, «en virtud del Bautismo recibido», estamos capacitados para proclamar el Evangelio.

En la fiesta de la Ascensión del Señor, Francisco aseguró que Jesús «nos pide que tengamos ojos y corazón para encontrarnos con él, servirlo y ser testigos de él ante los demás». Es su llamada a «ser hombres y mujeres de la Ascensión, es decir, buscadores de Cristo a lo largo de los caminos de nuestro tiempo, llevando su palabra de salvación hasta los confines de la tierra».

«En este viaje –prosiguió– encontramos a Cristo mismo en nuestros hermanos, especialmente en los más pobres, en aquellos que sufren en carne propia la dura y mortificante experiencia de las viejas y nuevas pobrezas».

También hoy Jesús nos envía a nosotros para que pongamos «signos concretos y visibles de esperanza», siempre con «nuestros corazones en alto» y «los pies en la tierra», sembrando «con coraje, el Evangelio en las situaciones concretas de la vida y la historia».