La diócesis de Roma alerta al Papa del poco tiempo dedicado a la oración y propone estructuras jerárquicas más flexibles - Alfa y Omega

La diócesis de Roma alerta al Papa del poco tiempo dedicado a la oración y propone estructuras jerárquicas más flexibles

En un encuentro con su obispo —el Papa Francisco—, la diócesis de Roma expresó la necesidad de establecer estructuras jerárquicas más flexibles; la exigencia de proporcionar a los fieles una formación más profunda en la fe y el deseo de incluir a los pobres en las actividades pastorales de la Iglesia en lugar de considerarlos únicamente como «destinatarios de los servicios eclesiales». El Pontífice, por su parte, habló de la necesidad de leer el Evangelio cada día, de hacer oración y de poner en práctica las obras de misericordia

Redacción
Foto: AFP Photo/Filippo Monteforte

El Papa volvió a vestirse este lunes de Obispo de Roma y se trasladó a la basílica de San Juan de Letrán para reunirse con el clero de su diócesis. El acto, que giró en torno a las «enfermedades espirituales» que pueden frenar «el dinamismo evangélico sostenido por la fe», comenzó con un breve momento de oración. Posteriormente, una comisión diocesana presentó a Francisco una «radiografía» que refleja algunas de las «enfermedades espirituales» que padecen muchas parroquias y comunidades, con la esperanza de encontrar una «cura» para estas «dolencias del alma».

En su exposición, el portavoz de la comisión, Paolo Asolan —profesor del Instituto pastoral Redemptor Hominis de la Pontificia Universidad Lateranense—, habló de la necesidad de establecer estructuras jerárquicas más flexibles que no fomenten la brecha generacional dentro de la Iglesia; la exigencia de proporcionar a los fieles una formación más profunda en la fe; la falta de tiempo dedicado a la oración; así como la importancia de fomentar la comunión cristiana en las comunidades y el deseo de incluir a los pobres en las actividades pastorales de la Iglesia en lugar de considerarlos únicamente como «destinatarios de los servicios eclesiales».

Visita al ambulatorio

Seguidamente se abrió un coloquio en el que el Santo Padre contestó de manera espontánea a diversas preguntas formuladas por algunos de los participantes, tomando como hilo conductor de sus reflexiones la exhortación apostólica Evangelii gaudium.

En primer lugar, el Pontífice dio claves para curar la enfermedad del espíritu y propuso buscar la «curación de las raíces de nuestra fe», procurando hallar una auténtica sanación y no una mera «anestesia». Esto solo se consigue, continuó, «hablando con el Señor», confiándole nuestros dolores, nuestras debilidades. También se logra «visitando el ambulatorio», es decir, frecuentando la Iglesia, leyendo escritos que ayuden a entender mejor nuestra enfermedad, y poder así encontrar el tratamiento adecuado para hacerle frente.

Espiritualidad comunitaria

La segunda pregunta versó acerca de la necesidad de recuperar la relación de comunión de los feligreses con la diócesis. Hay que recuperar «el gusto de ser parte del pueblo de Dios», pidió el Papa, y evitar el riesgo de crear «fieles consumidores de un bienestar espiritual» que solo buscan la novedad o el estímulo de experiencias individuales sin entrar en el misterio de «la encarnación».

En este sentido, el Santo Padre, habló sobre la necesidad de «fortalecer nuestro organismo» consolidando la identidad cristiana como pueblo de Dios. La «espiritualidad comunitaria nos cura», explicó, porque consiste en compartir con los demás la fe sin buscar «aligerar la espiritualidad». A menudo, corremos el riesgo de seguir a «un Dios sin Cristo, a un Cristo sin Iglesia y a una Iglesia sin pueblo».

La armonía del Espíritu Santo

En la tercera pregunta, el portavoz de la comisión diocesana se refirió a la armonía espiritual, tan difícil de conciliar en la vida de la parroquia, así como en las actividades propuestas por la diócesis. A veces, dijo Paolo Asolan, resulta sencillo perder el entusiasmo debido a la rutina, las preocupaciones externas y la dificultad para llegar a un acuerdo común a la hora de ponerlas en práctica. Y más aún, conociendo la urgencia de encontrar una dirección y un horizonte concreto.

Al respecto, el Obispo de Roma, recordó lo que decía San Basilio: «“el Espíritu Santo es la armonía”, capaz de poner orden la vida espiritual, parroquial y comunitaria». Por tanto, el Pontífice propuso buscar la fuerza del Espíritu de Dios, «que nos acompaña para que no caigamos el riesgo de sumar en la vida sin armonizar». Y para ello, Francisco presentó tres puntos centrales que nos pueden ayudar a encontrar la armonía: Encontrar a Cristo en el Evangelio, leyéndolo cada día; practicar la oración, ya que si lees el Evangelio te vienen ganas de hablar con el Señor y hacer un diálogo con Él; y poner en práctica las obras de misericordia.

El grito de los jóvenes

La última cuestión presentada fue acerca de las impresiones que tuvo el Papa tras su reunión presinodal con los jóvenes del mundo, que tuvo lugar en Roma, en marzo de 2018. En aquella cita se habló del rol y de los desafíos de la juventud en la Iglesia, con una clara necesidad de plantear un «re pensamiento de la pastoral juvenil», teniendo en cuenta que, cada vez con mayor frecuencia, resulta evidente «la desorientación en el mundo de los adultos».

En este sentido, el Pontífice destacó que el grito de los jóvenes de hoy, es «ser salvados de la droga» de la alienación cultural, la alienación de los valores. Asimismo, el Santo Padre expresó su preocupación ante la realidad de una juventud cada vez más «virtualizada», que no siempre es capaz de comunicarse con los demás manteniendo los «pies en la tierra».

«Cuando el mundo virtual se convierte en alienante, pierde su autenticidad», por ello hay que ayudar a los jóvenes a que «aterricen en el mundo real». Para ello, es esencial «conocer y volver a las raíces», «dialogar con los ancianos», que son «la memoria viviente de cada pueblo, de cada nación».

Vatican News / Redacción