¿Hacia dónde irá Pedro Sánchez? - Alfa y Omega

¿Hacia dónde irá Pedro Sánchez?

Lo deseable sería que el presidente busque gobernar desde la moderación y mediante acuerdos lo más amplios posibles

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Foto: EFE/Mariscal

La realidad de un Gobierno en España surgido de una moción de censura es perfectamente constitucional, pero inédita en la historia de nuestra democracia. Por definición se trata de un Ejecutivo sostenido en una mayoría más heterogénea y precaria que la que apoyaba al Gobierno derribado, por lo que habrá de buscar complicados puntos de encuentro para llevar adelante sus iniciativas. Lo deseable serían siempre los acuerdos amplios e inclusivos, especialmente en materias de Estado. La apelación del nuevo presidente al inicio de su mandato al diálogo y al consenso apunta en la buena dirección.

A diferencia de 2016, cuando dirigentes del PSOE no dejaron formar a Pedro Sánchez una mayoría con Podemos y los grupos nacionalistas por temor a que le empujaran a posiciones de radicalismo, esta vez la suma no se ha articulado sobre otro programa que desalojar del poder a Mariano Rajoy tras la sentencia del caso Gürtel. No existen, en principio, las hipotecas que podría haber habido entonces. Pero sería un grave error si el nuevo Gobierno convirtiera el rechazo visceral al PP en seña de identidad. Todas las fuerzas políticas, especialmente las constitucionalistas, tienen la obligación moral de contribuir a generar un clima político de cierta concordia, aunque la responsabilidad obviamente es mayor en el caso de Sánchez, quien se embarcado (y con él, a España entera) en una aventura cuanto menos arriesgada, habida cuenta de su precariedad parlamentaria.

El nuevo presidente merece el beneficio de la duda y la máxima lealtad institucional. Su éxito –como le dijo Rajoy en su despedida– será el de todos los españoles. Desde la Iglesia podrían señalarse fácilmente potenciales puntos de encuentro, como la puesta en marcha de los corredores humanitarios para refugiados, una nueva regulación de los CIE o medidas contra la desigualdad y la precariedad laboral. Pero existe también el temor a que el nuevo Gobierno busque consensos en los márgenes parlamentarios con una política de gestos que le proporcionara el aplauso fácil de los más radicales (de la eutanasia, a la asignatura de Religión, la lista no es difícil de imaginar). La pelota está en el tejado de Pedro Sánchez y del Partido Socialista.