Aquilino Bocos, ordenado obispo: «Me pongo a disposición del Papa en esta nueva etapa de evangelización y reformas» - Alfa y Omega

Aquilino Bocos, ordenado obispo: «Me pongo a disposición del Papa en esta nueva etapa de evangelización y reformas»

«En este nombramiento no pongáis la mirada en mi persona sino en el reconocimiento que el Papa tiene de la vida consagrada», dijo el claretiano, que será creado cardenal el próximo 28 de junio

Ricardo Benjumea

A menos de dos semanas de ser creado cardenal por el Papa Francisco, el claretiano Aquilino recibió este sábado en Madrid la ordenación episcopal de su gran amigo y también claretiano, el cardenal Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona y Tudela. Concelebraron los cardenales Blázquez (presidente de la Conferencia Episcopal) y Osoro (arzobispo de Madrid), además del nuncio (monseñor Renzo Fratini), diversos obispos (entre ellos, el también claretiano Luis Ángel de las Heras, obispo de Mondoñedo Ferrol), el secretario de la Conferencia Episcopal (José María Gil Tamayo) y unos 120 sacerdotes.

El anuncio de la púrpura para Bocos llegó pocos días después de que cumpliera los 80 años. Se trata de un reconocimiento a la larga trayectoria de quien, entre otras cosas, fue general de los claretianos y presidente de FERE.

«En este nombramiento no pongáis la mirada en mi persona sino en el reconocimiento que el Papa tiene de la vida consagrada», dijo el propio neocardenal al término de la celebración, en la parroquia de San Antonio María Claret de Madrid.

Viejo amigo de Jorge Bergoglio, desde la Congregación para la Vida Consagrada tuvo un papel relevante tanto la preparación del sínodo de 1994 como en la revalorización de la vida religiosa, a la que muchos se apresuraron a considerar en vías de extinción, frente a la emergencia de los nuevos movimientos eclesiales.

Aquel Sínodo abordó uno de los temas pendientes del Concilio: la relación obispos-religiosos. «Algunos decían que no convenía entrar en una dinámica que no sabíamos dónde nos llevaría», confesó el propio Bocos a Alfa y Omega. Uno de los argumentos del neocardenal para convencer al resto de superiores generales acerca de la conveniencia de la celebración de un Sínodo fue que «una cosa es lo que los obispos hablan en corrillo, y otra lo que dicen desde la cátedra. En un Sínodo se palpan la ropa a la hora de hablar del valor de la vida religiosa».

Fue esa eclesiología, en la que todos están llamados a aportar sus dones, la que acercó a Bocos y al entonces arzobispo de Buenos Aires. Hoy el claretiano está decidido a apoyar las reformas del Papa Francisco en todo lo que esté en su mano, consciente de que pasar de las palabras a los hechos no es sencillo. «Claro que es muy bonito hablar de participación, de comunión, de diálogo… Pero aplicarlo, eso ya cuesta más», decía al día siguiente de su nombramiento a este semanario.

A este tema aludió este sábado Bocos, consciente de que su nombramiento no es solo honorífico, sino que lleva aparejada una nueva carga de trabajo. «Me pongo a disposición del Papa Francisco para colaborar en esta nueva etapa de la evangelización y en la reforma de la iglesia en la que el Cristo sea cada vez más el centro de nuestra vida», dijo.

Inicialmente, Aquilino Bocos no tenía claro si debería ordenarse obispo para ser creado cardenal, o bien el Papa le dispensaría de hacerlo. Por ello consultó al propio Francisco, quien le animó a ser consagrado para poder llevar adelante mejor su misión.