Las entidades católicas sospechan del paso atrás de Trump sobre la separación familiar - Alfa y Omega

Las entidades católicas sospechan del paso atrás de Trump sobre la separación familiar

La decisión del Gobierno de Estados Unidos de pedir que se detenga la separación familiar no tranquiliza a las entidades católicas que acompañan a inmigrantes. Dudan de si se cumplirá el mandato de que los menores no permanezcan detenidos más de 20 días, y denuncian que no se establece ninguna solución para las familias ya separadas

Redacción
Foto: AFP Photo/US Customs and Border Protection

Acorralado por las críticas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado poner fin a la separación de los niños inmigrantes de sus padres en la frontera sur. Lo ha hecho a través de un decreto con el que, sin embargo, no resuelve la situación de los más de 2.300 menores que ya han sido alejados de sus progenitores.

A partir de ahora, los niños indocumentados que crucen la frontera estadounidense no serán separados de sus padres sino que serán retenidos indefinidamente junto a los mismos en centros de detención de inmigrantes, según la orden firmada por Trump.

«No me gustaba ver a las familias separadas ni los sentimientos que eso provoca», aseguró Trump al firmar el decreto. Pero, añadió: «Mantendremos una frontera poderosa y seguirá habiendo tolerancia cero».

Deportados sin sus hijos

Diversas entidades católicas han recibido con suspicacia la decisión del presidente. «Vigilaremos para ver si la administración sigue la ley sobre cuánto tiempo puede mantener a las familias detenidas», ha asegurado Jeanne Atkinson, directora ejecutiva de la Red Católica Legal sobre Inmigración (CLINIC por sus siglas en inglés).

A raíz del acuerdo en torno al caso Flores v. Sessions, que afecta al cuidado de menores detenidos por inmigración ilegal, estos deben ser puestos en libertad después de un máximo de 20 días. La orden ejecutiva no revoca este mandato, ha explicado Atkinson en un comunicado.

El texto de CLINIC añade que «la orden no aborda el problema de los miles de niños que ya han sido separados de sus padres, muchos de los cuales no tienen ni idea de dónde estás sus hijos e hijas. Algunos padres incluso han sido deportados mientras sus hijos permanecen en custodia federal».

«No merecen reconocimientos»

«La administración no merece ningún reconocimiento por prestar atención al clamor sobre esta práctica bárbara», subraya Atkinson. No hay motivo para que alegrarse, por tanto, de que se dé marcha atrás en «una crisis que ellos mismos han creado, una artimaña vagamente velada y que ha fallado estrepitosamente que merecía cada gramo de crítica que ha recibido de la opinión pública, los políticos, los líderes religiosos y las empresas».

Por último, desde CLINIC recuerdan que hay otras muchas medidas adoptadas por la administración Trump que llevan un año y medio separando a familias: intentar poner fin a la protección legal a los jóvenes que entraron en el país de forma ilegal siendo menores y que están arraigados, eliminar el status protegido para los inmigrantes de diversos países, cortar el número de refugiados reasentados, hacer redadas en los lugares de trabajo y considerar a cada inmigrante indocumentado como una «prioridad» son algunas de ellas.

También el Hope Border Institute, una entidad que engloba a las diócesis fronterizas de El Paso y Las Cruces (Estados Unidos) y Ciudad Juárez (México) se ha hecho eco a través de su cuenta de Twitter de reportajes alertando sobre cómo la separación de padres e hijos se está llevando a cabo sin protocolos establecidos y sin que en muchos casos se tenga constancia del destino de cada uno.

Tampoco hay un mecanismo de reunificación establecido. El lema de «las familias deben estar juntas» utilizado en los últimos días se ha transformado en «las familias deben estar juntas… y no detrás de unas rejas».