Los cristianos no quieren ser gueto - Alfa y Omega

Los cristianos no quieren ser gueto

Lo que quieren las minorías cristianas de Oriente Medio es vivir en paz como ciudadanos con los mismos derechos y deberes que el resto

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Foto: EFE/EPA/Amar Salih

Hace un siglo, los cristianos suponían el 20 % de la población de Oriente Medio. El porcentaje ha caído al 4 % y la tendencia se ha agravado con las crisis de Siria e Irak, sin olvidar la hemorragia abierta por el conflicto israelo-palestino. Cada vez que hay tensiones, se hace más difícil la situación de unas minorías que quedan a la intemperie cuando se impone la lógica del sectarismo frente a la integración y la convivencia.

Al invitar a los patriarcas y líderes de todas las Iglesias de Oriente Medio a Bari el Papa ha subrayado que este es un problema que afecta a todas las confesiones. Una prueba para él es ese «ecumenismo de sangre» en el que a los asesinos no les interesa si sus víctimas son ortodoxas, católicas o protestantes: les basta con saber que son cristianas. Con todo, de Bari no ha salido una lista de agravios contra las mayorías musulmanas. Tampoco un discurso victimista. Los cristianos no quieren echarse en los brazos de un protector extranjero, léase Estados Unidos o Rusia, bien porque esos atajos resultan a la larga contraproducentes, o porque, si hay una víctima del integrismo musulmán, son los propios musulmanes. Lo que quieren las minorías cristianas es vivir en paz como ciudadanos con los mismos derechos y deberes que el resto, trabajando con todos por la construcción de sus sociedades.

Es el mismo planteamiento que hizo Benedicto XVI en la exhortación postsinodal Ecclesia in Medio Oriente, y responde a la perfección a la «cultura del encuentro» que, con tan buenos resultados, ha aplicado Francisco a otros ámbitos. Un buen ejemplo es el cambio climático y las desigualdades globales, lucha en las que el Papa, con Laudato si, se ha convertido en un referente moral planetario. Menos visible, aunque también muy significativo, es su impulso para restaurar el pacto educativo entre escuela, familia y sociedad por medio de la fundación Scholas Occurrentes, desde una metodología que busca unir fuerzas entre centros públicos y colegios confesionales de distinto credo. El mensaje hacia dentro de la Iglesia es claro: lo propio del cristiano no es preocuparse de sus cosas y olvidarse del resto. La inteligencia de la fe consiste en defender los derechos de la Iglesia desde una óptica de estricto servicio a la sociedad.