Gonzalo Pérez-Boccherini, coordinador del Foro de Parroquias en Nueva Evangelización: «No queremos que nos arrastre la inercia» - Alfa y Omega

Gonzalo Pérez-Boccherini, coordinador del Foro de Parroquias en Nueva Evangelización: «No queremos que nos arrastre la inercia»

Párrocos, sacerdotes y laicos con el deseo de evangelizar se han unido en torno al Foro de Parroquias en Nueva Evangelización, «para que no nos arrastre la inercia de acomodarnos en lo de siempre», dice su coordinador, el sacerdote de Getafe Gonzalo Pérez-Boccherini. Para apuntarse: forodeparroquias@gmail.com

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Gonzalo Pérez-Boccherinis

¿Qué es este Foro de Parroquias en Nueva Evangelización? ¿Por qué surge? ¿No deberían estar todas las parroquias en «modo» NE?
Mi parroquia, San Carlos Borromeo en Villanueva de la Cañada, fue erigida en 2007. Nació de la nada y es ahora una comunidad floreciente con más de mil personas, un centenar de grupos, movimientos, vida sacramental, vocaciones, etc. Mis distintos vicarios han actuado siempre con la mentalidad que nace de la Nueva Evangelización, auxiliándose de métodos aprendidos en países anglosajones y francófonos, donde la Iglesia es minoritaria —que es a lo que vamos en España—, pero muy viva. Esta combinación, claridad en la esencia y una nueva cultura parroquial, ha sido la clave del fruto.

Este Foro surge como ayuda para quienes desean conocer nuestro proceso y también como lugar para discernir, en esta nueva corriente pastoral, qué viene de Dios, qué es simple éxito mundano, y qué es propiamente protestante. Pienso que todas las parroquias deberían estar, como tú bien dices, en «modo» NE [risas] pero ya vemos que tristemente no es así… El Foro es un paso audaz y valiente para quienes no queremos que nos arrastre la inercia de acomodarnos en la seguridad de lo de siempre.

Habláis de «decadencia» de unos «modos de trabajo pastoral caducados». ¿Cuáles son estos modos de trabajar?
Está caducada la actual estructura diocesana de muchas iglesias locales, la modalidad de catequesis de iniciación cristiana, la distribución del clero, la pastoral de la economía, la pedagogía de la espiritualidad, etc. Pero lo que más nos preocupa es la falta de reflexión sobre el munus regendi, la función de gobierno en las diócesis y en las parroquias. En los seminarios se ha cultivado mucho la ortodoxia y la piedad, pero no educar en un liderazgo evangélico actualizado ha conducido al clericalismo y el providencialismo.

Y lo peor es que cuando vemos que algo va mal entonces despejamos a córner y culpamos a la sociedad sin hacer apenas autocrítica… Pero, como dice el Papa en Gaudete et exsultate, «la falta de un reconocimiento sincero, dolorido y orante de nuestros límites es lo que impide a la gracia actuar mejor en nosotros, ya que no le deja espacio para provocar ese bien posible que se integra en un camino sincero y real de crecimiento».

Hablas de la responsabilidad del párroco, ¿pero dónde está la de los laicos? ¿Todo pasa por el cura?
La deficiente formación de los párrocos en el munus regendi ha conllevado también la atrofia de los laicos, ahogando su dimensión de «reyes» por la crismación bautismal. Por eso hoy, por ejemplo, estamos a años luz del laicado tan valiente y organizado ¡y mártir! que había en la España de los años treinta del siglo pasado, o cuando vemos que un joven quiere ponerse a evangelizar sospechamos en seguida que puede tener vocación sacerdotal y no se nos ocurre de entrada que tal vez quiera simplemente desarrollar lo que es su corresponsabilidad bautismal.

Entonces, ¿por qué apostáis?
La cantidad depende de la identidad. Una parroquia, si es sana, crece. Es necesario que haya unas pocas parroquias fuertes, «modélicas», en cada diócesis, que llenarían de ilusión a muchos sacerdotes de otras parroquias que han perdido la esperanza.

Apostamos por transformar la cultura parroquial, educar en un liderazgo sano para parroquias ¡que supere los líos que los católicos españoles nos hacemos con la palabra «líder»…! [risas], desarrollar estrategias de conversión pastoral, aprender a planificar, ejecutar y evaluar, equilibrar los objetivos de una parroquia, pasar de la pastoral de la actividad y del grupo a la pastoral de la persona, saber medir el fruto pastoral, dinamizar estructuras, fortalecer los sacramentos, movilizar a los fieles y compartir las experiencias actuales más extendidas de primer anuncio, discipulado, catequesis y redes de consolidación.

Uff, eso son un montón de cosas. ¿Por dónde empezar? ¿Cómo debe actuar una parroquia, un párroco, que desee empezar a trabajar de esta manera?
¡El párroco debe empezar rezando! Desde su intimidad con Cristo elegirá a sus discípulos con los que formará un consejo de evangelización que comparta su visión y su pasión por evangelizar. El objetivo determina el método.

Ha de comprender a su pueblo y gobernarlo sabiendo que él es un mero colaborador del Espíritu Santo. No ha de inventar ni abolir nada, sino dar plenitud a los dones y carismas que tienen sus fieles. No ha de pedir a Dios que bendiga sus iniciativas, sino sumarse a lo que Dios ya está bendiciendo. Yo no he parado de apoyar las propuestas de los laicos de mi parroquia y ha ido muy bien. Iniciativas como Emaús, Lifeteen, Mothers Prayers, los encuentros de Notre Dame de Vie, Alpha…, han sido posibles porque he confiado en ellos.

Luego aconsejo crear un consejo de líderes de grupo. Y, como actitud, construir un ambiente de agradecimiento, cordialidad y alegría, que no mire al pasado con nostalgia.

¿Se puede hacer todo eso conservando a toda costa lo que ya tenemos, las estructuras que tenemos, los modos de dar la catequesis, etc.?
¡Es inviable! Cristo nos recuerda que hay que podar un árbol para que crezca. En la Iglesia faltan jardineros que se dediquen a la poda… Y eso genera árboles devaluados… Mira, he sido durante 16 años Delegado de Juventud en la Diócesis de Getafe y he comprobado que nadie se alista a un ejército en retirada y que sólo es posible avanzar con una moral de victoria. Hay que ilusionar y no devaluar. ¿Sabes? Siempre me ha encantado esta cita del documento El presbítero, pastor y guía de la comunidad parroquial, de la Congregación para el Clero: «Convendría mantener siempre despiertos en el ánimo de los creyentes la alegría y el santo orgullo de pertenecer a la Iglesia, como se hace patente, por ejemplo, en la primera carta de Pedro y en el Apocalipsis. Sin la alegría y el orgullo de esta pertenencia, sería difícil, en el plano psicológico, salvaguardar y desarrollar la misma vida de fe».