El maleficio de la sortija - Alfa y Omega

El maleficio de la sortija

Jesús Junquera Prats
Foto: Museo de la Catedral de la Almudena

Este jueves se cumplen 140 años de la muerte de la reina María de las Mercedes y merece tratar el tema de su sortija. Una vez fallecido Alfonso XII, fue entregada por la reina viuda María Cristina a la duquesa de Montpensier, madre de la malograda reina Mercedes, para que hiciera entrega de dicha joya a la Almudena. Desde entonces, forma parte del joyero de la patrona de Madrid.

Tiene la sortija una historia de leyenda. Antes de ser proclamado Alfonso XII rey de España, estando en París, tuvo distintas relaciones amorosas. Entre estas sobresalió la que mantuvo con la condesa de Castiglione, que tenía 20 años más que él. La condesa siguió los acontecimientos de la Restauración y se hizo ilusiones de poder llegar a ser reina de España, pero el corazón del rey ya estaba en Mercedes, por lo que cesó el romance con la condesa, que se sintió despechada.

El 23 de enero del 1878 el rey se casa con su prima Mercedes y la condesa manda de regalo una sortija con un brillante y una perla negra (que se conserva en el museo de la catedral) después de haber mandado hacer sobre ella un maleficio. La reina la lució como joya de diario, pero a los seis meses murió. Entonces, la reina abuela María Cristina pidió al rey la sortija que tanto gustaba a Mercedes, falleciendo esta también a los pocos meses. El rey Alfonso, de luto por la pérdida de la esposa y la abuela, decidió casarse con la infanta Cristina, hermana de Mercedes. Al comienzo del idilio le dio la sortija, y a los pocos meses murió la infanta en Sevilla, dejando al rey todavía más apenado. Decidió entonces regalar la sortija a su hermana preferida, la infanta María del Pilar, que de forma inesperada muere ese mismo verano. Ante tanta desgracia, el rey decide quedarse con la sortija y, en el año 1885, muere. La reina viuda María Cristina, advertida del maleficio de la sortija, mandó que bendijeran la joya e hizo un dije que la contuviera, para así donarla a la Virgen de la Almudena, tan querida por Mercedes y Alfonso, para que se la pusieran al cuello, como se puede apreciar en los grabados del siglo XIX.

En la parte de atrás del colgante mandó grabar: «Después del fallecimiento de estas augustas personas, la familia real la donó a la Sagrada Imagen de Santa María de la Almudena. 29 de noviembre de 1885», y alrededor están grabados los nombres de todos los que la poseyeron.