Casado y con hijos - Alfa y Omega

Casado y con hijos

Pedro J Rabadán
Foto: EFE/Juan Carlos Hidalgo

Pablo Casado se une al equipo Naranjito. No hablo del color de ninguna formación política, sino de una nueva generación. Con el nuevo presidente del PP se culmina la operación antiarrugas de los partidos políticos. Nuevos liderazgos en el entorno de la cuarentena. La juventud se ha convertido en un valor imprescindible para los partidos, sabedores de que las viejas estructuras, la corrupción y el ejemplo de otros países reclamaban una actualización. Pedro Sánchez (46) es el mayor; Pablo Iglesias (39), Albert Rivera (38) y Casado (37) se llevan poco. El más joven es Alberto Garzón (32). Son hombres (ninguna mujer, por cierto) que disfrutaron con el Mundial del 82, crecieron cursando la EGB, escuchando grupos como los Hombres G y viendo series como El Coche Fantástico en la televisión. Ahora lucen pantalón pitillo y la corbata ya no es obligatoria. Intelectualmente, todos tienen buena formación, idiomas y una buena oratoria forjada en las tertulias televisivas más prestigiosas.

Me siento generacionalmente vinculado a ellos. Creo que su presencia es una buena noticia porque tienen ganas, ideas y mucho futuro. Saben conectar con la gente y sus preocupaciones. Aunque hay peros. Sus mensajes son en muchos casos de ruptura casi total con el pasado, aún a riesgo de olvidar las cosas buenas de las que somos herederos. En sus modernizadas estrategias de comunicación se han subido a las corrientes dominantes de nuestra sociedad actual cayendo en exceso en las redes de lo políticamente correcto y sucumbiendo a las presiones de algunos lobbies y grupos de poder. Y así, hasta confundir una y otra vez el progresismo con políticas y debates más viejos que el comer.

De Pablo Casado me quedo con esta imagen. La de un vencedor que reconoce abiertamente que su mujer, Isabel Torres, es lo más importante para él. Con ella ha dado todos los pasos. Es su apoyo imprescindible y no lo esconde. Unido a ella superó las dificultades de saber si su hijo Pablo, prematuro, saldría adelante. Es padre de dos hijos. Sitúa a la familia en el centro de su vida y de su programa político. Es una de sus prioridades. Igual que la defensa de la vida. Dos cuestiones que le han servido para que muchos –también entre sus filas– le escoren ideológicamente a la derecha. Esos compañeros y muchos adversarios no comprenden que la vida y la familia, inseparables, son la base de la sociedad y su defensa no es patrimonio de ningún partido. Casado ha sido valiente, ha levantado una bandera que nadie hoy estaba moviendo y ha comenzado a demostrar que cree y vive lo que pregona.