Monseñor Báez agradece a la OEA la creación de un grupo de trabajo para la crisis en Nicaragua - Alfa y Omega

Monseñor Báez agradece a la OEA la creación de un grupo de trabajo para la crisis en Nicaragua

El obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, monseñor Silvio Báez, agradece a la Organización de Estados Americanos (OEA) la creación de un grupo de trabajo destinado a la búsqueda de soluciones pacíficas y sostenibles a la crisis

Redacción

Según la resolución del organismo, el grupo de trabajo de la Organización de Estados Americanos ofrecerá su apoyo al diálogo en el país con «medidas de apoyo, acompañamiento y verificación», en coordinación con el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), organismo que se baraja como nuevo garante del diálogo. El texto que se hará «incluso por medio de consultas con el Gobierno de Nicaragua», una frase que no había sido incluida en la propuesta original.

La decisión recibió el aval de 20 de los 34 países que son miembros activos de la OEA, lo que muestra una seria preocupación del continente americano sobre Nicaragua. De hecho, se tomó horas después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) elevara a 317 el número de muertos por la crisis.

«Gracias a los países del continente americano que han apoyado, sin menoscabo de la soberanía nacional […] para dar seguimiento y apoyar una solución pacífica a la crisis de Nicaragua», dijo monseñor Báez en su Twitter. El grupo de trabajo tiene entre sus objetivos apoyar el diálogo nacional, con la mediación de la Iglesia, que se encuentra estancado debido al rechazo del Gobierno a adelantar para marzo de 2019 las elecciones de 2021.

El agradecimiento lo compartió el director de Human Rights Watch (HRW) para América Latina, José Miguel Vivanco, quien consideró «histórica» la creación de este grupo, ya que «no tiene realmente antecedentes en esta organización».

Sin embargo, el canciller nicaragüense, Denis Moncada, advirtió que su Estado «no va a permitir que llegue al país, al territorio, ningún grupo de trabajo». Moncada hizo estas declaraciones en una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, con sede en Washington, y en la que se debatía la resolución para establecer ese grupo.

Moncada expresó su oposición a la designación de una misión para que visite el país, para lo que siempre es necesario el consentimiento del Gobierno correspondiente. «Esto obedece a una actitud de hostigamiento y revanchismo político y diplomático contra Nicaragua, se trata de aprobar una resolución que no ha sido solicitada por nuestro país», consideró, e insistió en que la propuesta es una muestra más de los intentos de «injerencia» en Nicaragua de algunos países.

La Iglesia permanece cerca del pueblo

Este martes, día de la entrevista de Euronews al presidente Ortega en la que definió como «terroristas» a los que protestan contra el Gobierno, monseñor Báez, denunciaba la «criminalización» del derecho a manifestarse. Varias organizaciones humanitarias nacionales e internacionales también han cuestionado los datos proporcionados por Ortega sobre las víctimas. De acuerdo con las autoridades estatales, los muertos desde el estallido de las protestas, en abril, son al menos 195. Según fuentes independientes, sin embargo, las víctimas son más de 450.

«La paz no se impone por la fuerza de las balas, por la intimidación, prisión o juicios injustos», aseveró el obispo. De hecho, La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos también han acusado al Gobierno de Nicaragua de «asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, torturas y detenciones arbitraria». Mientras tanto continúa el éxodo de civiles que huyen por la situación de violencia. Según las últimas cifras de la ONU, al menos 23.000 nicaragüenses han emigrado a la vecina Costa Rica desde abril pasado.

También Cáritas de América Latina y El Caribe ha hecho público un comunicado en el que elevan «nuestra más enérgica protesta ante la situación de opresión que vive el pueblo, y demandamos del Gobierno de Nicaragua en cese de la represión, además del control y desarme de los grupos parapoliciales y paramilitares, y el respeto absoluto de los derechos humanos de la población nicaragüense».

Asimismo, envían a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos de Nicaragua «nuestro apoyo en su servicio abnegado a su pueblo. La cercanía para con el pueblo, el defenderlos de los violentos, el riesgo mismo de la vida permite pensar en una nueva etapa que se dirige a la liberación». Y aseguran apreciar «la acogida que el pueblo costarricense está dando a miles de nicaragüenses que han llegado a ese país, y pedimos a Dios que les provea lo necesario para responder la crisis migratoria que están enfrentando».

Finalmente, el comunicado se dirige a los organismos internacionales, a los que piden «intervenir diplomáticamente o de manera más directa, para que esta violencia no cobre más vidas humanas».