El Papa deplora el antisemitismo en Europa - Alfa y Omega

El Papa deplora el antisemitismo en Europa

«Todo cristiano debe deplorar firmemente cualquier forma de antisemitismo» en Europa, ha dicho hoy el Papa, que también ha pedido que se condenen «en cualquier otro lugar, las manifestaciones de odio y de violencia contra los cristianos y contra los fieles de otras religiones»

Redacción
Foto: Osservatore Romano

El Papa ha expresado su preocupación por los actos de odio contra los judíos que se detectan en Europa. «Todo cristiano debe deplorar firmemente cualquier forma de antisemitismo, expresando su solidaridad con el pueblo judío», ha dicho hoy Francisco al recibir a una delegación de la Conferencia de Rabinos Europeos.

Al recordar el 70 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, «donde se consumó la gran tragedia de la Shoah», el Pontífice afirmó que «la memoria de lo sucedido, en el corazón de Europa, debe ser una advertencia a las generaciones presentes y futuras». Al mismo tiempo, el Papa pidió que se condenen «en cualquier otro lugar, las manifestaciones de odio y de violencia contra los cristianos y contra los fieles de otras religiones».

Recordar que la vida es inviolable, misión conjunta de cristianos y judíos

Al abordar específicamente el diálogo entre el catolicismo y el judaísmo, el obispo de Roma se refirió al 50 aniversario de la Declaración Conciliar Nostra Aetate, que se celebrará el 28 de octubre, y subrayó cómo ese diálogo continua su curso desde aquel documento, que sigue siendo el punto de referencia. «Con gratitud al Señor –dijo el Papa– pensamos en estos años alegrándonos por los progresos conseguidos y por la amistad que, mientras tanto, ha ido creciendo entre nosotros».

«Hoy, en Europa –añadió Francisco– es cada vez más importante resaltar la dimensión espiritual y religiosa de la vida humana. En una sociedad cada vez más marcada por el secularismo y amenazada por el ateísmo, se corre el riesgo de vivir como si Dios no existiera. El hombre siente a menudo la tentación de tomar el lugar de Dios, de considerarse el criterio de todo, de pensar que puede controlar todo, de sentirse autorizado a usar todo lo que le rodea según su arbitrio. En cambio, es muy importante recordar que nuestra vida es un don de Dios, y que a el debemos confiarnos y dirigirnos siempre. Judíos y cristianos tienen el don y la responsabilidad de contribuir a mantener vivo el sentido religioso de la humanidad de hoy y de nuestra sociedad, dando testimonio de la santidad de Dios y de la vida humana: Dios es santo y sagrada e inviolable es la vida que nos ha dado».