Álvaro Gómez-Ferrer y Mercedes Lozano: «El amor es siempre fecundo si es verdadero» - Alfa y Omega

Álvaro Gómez-Ferrer y Mercedes Lozano: «El amor es siempre fecundo si es verdadero»

Álvaro Gómez-Ferrer y Mercedes Lozano son naturales de Valencia. Son matrimonio y pertenecen a los Equipos de Nuestra Señora EM desde 1966. Han visitado Menorca los días 14 y 15 de marzo dirigiendo y acompañando las jornadas de formación de los Equipos de Nuestra Señora EM de Menorca, bajo el lema ¡Sal de casa ábrete al mundo!

Colaborador

Álvaro. ¿Qué son los Equipos de Nuestra Señora?
Son un movimiento de matrimonios católicos, que surgió en Francia en el año 1939, fundado por el padre Caffarel, y que actualmente está extendido en 86 países. Su carisma es la espiritualidad conyugal, es decir la búsqueda de las riquezas del sacramento del matrimonio recorriendo un camino hacia Dios los dos juntos. Cada equipo está formado por 5, 6, 7 matrimonios y un sacerdote consiliario. Se reúnen periódicamente en las casas, con puestas en común, oración, tema de estudio e intercambio sobre puntos de esfuerzo que se han intentado practicar. También hay reuniones de amistad más informales y reuniones a nivel regional, nacional e internacional. No es un Movimiento diocesano, pero los matrimonios de los Equipos colaboran activamente en parroquias, pastoral familiar etc. No es un Movimiento de acción, sino de espiritualidad y formación, pero una gran mayoría de los miembros de los Equipos están comprometidos en la Iglesia o en la sociedad.

¿Cuál es la pedagogía de estos equipos?
Una pedagogía conyugal, que parte de la realidad, de lo que es el amor conyugal y busca, gracias a la asiduidad de unos puntos de esfuerzo, fomentar una mayor verdad entre las parejas, una mayor posibilidad de encuentro y una búsqueda constante de la voluntad de Dios para orientar la vida según el evangelio.

¿Y cuál es su misión?
La primera es testimoniar que durar en el amor conyugal es posible. Que ese amor conyugal es muy valioso pero también es vulnerable y necesita de cuidados, de la ayuda de otros que hacen el mismo camino con nosotros, y de una pedagogía que potencia las gracias del sacramento. Si una pareja permanece unida, su amor se mantiene vivo y quiere vivir su fe con autenticidad, es más fácil la transmisión de esa fe a los hijos. Por último todo don es una vocación, una llamada. Así la misión de todos los matrimonios de los Equipos consiste en compartir lo recibido.

El lema elegido para las jornadas es: ¡Sal de casa ábrete al mundo!. ¿Cuál es la interpretación de este mensaje?
Una familia puede vivir encerrada en sí misma, o abierta al mundo y a los demás. Una familia abierta colabora en crear una civilización del amor. Es como un laboratorio donde se aprende a acoger lo imprevisto, a dialogar, a escuchar, a utilizar gestos y palabras de ternura, a dar siempre una nueva oportunidad, a perdonar. La pareja que se arriesga comprueba que el amor es siempre fecundo si es verdadero. Comprueba que el darse juntos les une, les complementa, les cura, les enriquece. Y hace la experiencia de la mirada de amor de Cristo que fortalece su pobreza, y renueva con su gracia la misión que se le ha encomendado.

Toni Olives / Diócesis de Menorca