El venerable Pío XII - Alfa y Omega

El venerable Pío XII

Continúa la leyenda negra en torno a Pío XII y los judíos. Sería demasiado optimista creer que todo ha quedado clarificado gracias a algunas recientes investigaciones. La apertura de los Archivos Vaticanos ayudaría mucho. Desgraciadamente se trata de un asunto que atrae la atención de tal forma que impide constatar cuántas otras cosas hizo este gran Papa

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Pío XII escribiendo a máquina el mensaje de Navidad para ser difundido por la radio durante la Segunda Guerra Mundial. Foto: CNS/Cortesía de la Librería Editrice Vaticana

El Papa Pío XII murió hace 60 años, el 9 de octubre de 1958, en Castel Gandolfo, a pocos kilómetros de Roma, donde había nacido en marzo de 1876. En 1965, su causa de canonización fue confiada por Pablo VI a la Compañía de Jesús. Entre estos dos Papas había afinidad y amistad. Pablo VI veneraba casi reverencialmente al Papa Pacelli y ambos mantuvieron una relación paternofilial.

También sabemos que Pío XII y el inminente santo Pablo VI estuvieron muy cercanos a los jesuitas, declarándose ambos amigos de la Compañía. Incluso parece que el joven Eugenio Pacelli habría considerado seriamente en algún momento la posibilidad de ser jesuita.

La Compañía de Jesús ha asumido este encargo de cuidar de su causa hasta hoy. Pero, ¿dónde se encuentra en estos momentos su proceso?

Acudamos, ante todo, al Decretum super virtutibus de Benedicto XVI del 19 de diciembre de 2009, con el cual se reconocieron oficialmente las virtudes heroicas del Papa Pacelli y se le pasó a considerar venerable. El llamado pastor angélico, que en su juventud luchó por ser párroco y –una vez obispo– por conducir una diócesis de tamaño medio, acabó siendo diplomático, casi forzado a ello, a la vista de sus eminentes cualidades. Como tal, practicó las virtudes a las que se refiere el decreto, algunas de las cuales son: prudencia evangélica (pero también valentía y resolución en muchas circunstancias, como, por ejemplo, en el caso de las protestas contra las invasiones de Hitler y de Mussolini), confianza y esperanza en Dios, fortaleza, sentido de la justicia, o sobriedad de vida.

Precursor del Vaticano II

Claro precursor del Vaticano II, Pacelli es el más citado en los textos del Concilio (más de 200 veces). Durante su papado fue autor de numerosos escritos teológicos y doctrinales sobre la Iglesia, la liturgia, las misiones, el laicado, el sacerdocio, la vida religiosa. Se sirvió de su aguda inteligencia para promover el diálogo con las distintas ramas de la ciencia: derecho, medicina, ciencias de la naturaleza, arte, cultura… Recordemos, por ejemplo, sus importantes mensajes radiofónicos y el uso oportuno que supo hacer de los medios de comunicación.

Pío XII no solo fue defensor de Roma, sino que trabajó intensamente por la paz mundial. Cuatro relevantes concordatos se debieron a su mano. Se sabe con certeza que, en situaciones políticas sumamente difíciles, facilitó la reconciliación entre naciones, actuando él mismo como mediador. Promovió la paz en la Segunda Guerra Mundial, así como después en la Guerra Fría, a pesar de lo que hace creer una poderosa campaña difamatoria contra su persona cuyas consecuencias llegan hasta hoy.

La leyenda negra

Cuando se piensa en la beatificación del Papa Pacelli, aparece siempre el tema de su comportamiento con los judíos durante la guerra. A desvelar la verdad sobre ello han contribuido las iniciativas del Comitato Papa Pacelli-Associazione Pio XII, las investigaciones del padre Peter Gumpel, SJ, la antología de Gary Krupp o las obras de Michael Hesemann y tantos otros autores, que demuestran cómo Pío XII salvó de la muerte a millares de judíos. Acaba de publicarse el estudio de Johan Ickx sobre la actuación diplomática del entonces Eugenio Pacelli ya en la Primera Guerra Mundial, un precedente de lo anterior. Tal como el Papa san Juan XXIII dice de él, desarrolló «una actividad pastoral que, en tiempos de guerra y de incertidumbre, afectó a innumerables personas individuales y a masas de gente». Acerca del asilo que ofreció en Roma a centenares de prófugos judíos dieron testimonio hace ya tiempo personalidades como Israel Zolli, Isaias Levi, Isaac Herzog, Joseph Nathan o Golda Meir. Sin embargo, no sabemos hasta cuándo continuará esta falsa leyenda negra, y sería demasiado optimista creer que todo ha quedado clarificado. La cuestión de la apertura de los Archivos Vaticanos resulta aquí central; si se abrieran hasta 1948 –ahora lo están hasta 1939–, dispondríamos de más información. Desgraciadamente, se trata de un asunto que atrae la atención de tal forma que impide mirar y constatar cuántas otras cosas hizo.

Volvamos a la situación de su causa. En los últimos años ha habido indicios de presuntos milagros gracias a su intercesión, pero hasta hoy no podemos contar seriamente con ninguno de ellos. Al mismo tiempo, en nuestra postulación somos testigos de la devoción que continúa suscitando en mucha gente que reza por la beatificación de este gran Papa.

Pascual Cebollada Silvestre, SJ
Postulador general de la Compañía de Jesús