Cine de personajes: Si aún late un corazón humano…, hay esperanza - Alfa y Omega

Cine de personajes: Si aún late un corazón humano…, hay esperanza

Afortunadamente siempre ha habido mucha vida más allá de los efectos especiales y los guiones de fórmula. Ese cine de personajes, con un ritmo nada apresurado, que exige del espectador bastante más que una ingestión de palomitas, ese cine –que, por cierto, muchos desprecian– dejó a las puertas de los Oscar una nominación a la Mejor película de habla no inglesa para Mandarinas, y quedó reconocido, en el Festival de San Sebastián, con el premio TVE-Otra Mirada a la película francesa Girlhood

Juan Orellana
Imagen de Karidja Touré, en el papel de Marienne, en Girlhood

Mandarinas

Fotograma de la película Mandarinas (de frente, Ivo, interpretado por Lembit Ulfsak)

Mandarinas es un drama de ficción histórica que se ambienta en la guerra abjasio-georgiana que tuvo lugar a principios de los noventa del pasado siglo, cuando la región georgiana de Abjasia se negó a independizarse de Rusia contraviniendo los deseos separatistas del Gobierno de Georgia.

El argumento se centra en Ivo (Lembit Ulfsak), un ebanista que vive en medio del monte junto a Margus (Elmo Nüganen), que cultiva y vende mandarinas. La armonía del lugar se rompe por culpa de la guerra, que llega a ese rincón de forma muy singular. En realidad, el film nos habla de dos hombres marcados por el odio fanático, que, ante el encuentro y convivencia con un hombre bueno, experimentan un arco de transformación que quizá pueda restaurar su humanidad rota y hacer renacer su dignidad.

Dirige y escribe esta película el georgiano Zaza Urushadze, demostrando una gran maestría en su austera forma de pintar el horror de la guerra. No recurre a exhibicionismos macabros, ni a grandes escenas bélicas, y nos transmite sin embargo la vivencia personal y humana del sinsentido de la misma con gran elocuencia. Y, a la vez, es capaz de retratar lo irreductible de la condición humana, que se mantiene viva o latente en medio de cualquier tragedia o devastación moral. El guión es excelente, no recurre a efectismos narrativos baratos, ni a fáciles concesiones sentimentales, sino que permite una meticulosa, precisa y rigurosa disección psicológica y moral de los personajes. Urushadze despliega una puesta en escena esencial, de tiralíneas, que no deja pasar ningún detalle y en la que belleza y elegancia coinciden con sobriedad y desnudez. La dirección de actores es sublime, nada sencilla, y con ella consigue hacer creíble una profunda y compleja transformación de los personajes.

Una fuerza especial del drama viene del antagonismo humano. Los lugareños Ivo y Margus son cristianos y estonios; los visitantes son, uno checheno y musulmán (Ahmed –Giorgi Nakashidze–), y el otro georgiano y cristiano (Niko –Misha Meskhi–). En medio de odios ancestrales, lo único que tienen en común es que son seres humanos. Aparte del respeto que cada uno profesa a la religión del otro, lo decisivo de la historia es el rol de buen samaritano que encarna Ivo, que hace el bien sin mirar a quién.

Mandarinas
Director:

Zaza Urushadze

País:

Estonia

Año:

2013

Género:

Bélico

Público:

+12 años

Girlhood

Una escena de la película Girlhood

Se estrena una interesante película francesa de Céline Sciamma, en la que la cineasta vuelve al mismo tema de su anterior cinta, Tomboy: lo que es capaz de hacer un adolescente para sentirse aceptado por el grupo. En este caso, nuestra protagonista es Marienne (Karidja Touré), una franco-africana de las afueras de París cuya madre está siempre ausente por trabajo, y cuyo hermano mayor la somete a un control férreo y violento. Marienne se siente sola, es tímida y desea integrarse en un grupo de compañeras que forman una pequeña banda. Traspasará los límites que haga falta para conseguir pertenecer a ella.

La película recuerda mucho a Thirteen, de Catherine Hardwicke, en el sentido de que hace un diagnóstico crudo de la situación de desconcierto de tantos jóvenes que carecen de referencias adultas para caminar, y que no las encuentran ni en su propia familia. Al final, tanto ella como sus amigas lo único que buscan es unas relaciones de afecto donde sentirse mínimamente acogidas.

La película está rodada con la elegancia que caracteriza a Sciamma, incluso en las escenas más desagradables, y es capaz de reflejar en sus encuadres la soledad y el dolor de una mujer cuyo criterio moral es conseguir sentirse querida. Aunque resulte paradójico, este film es un hermoso retrato de la devastación humana de nuestros días.

Girlhood
Director:

Céline Sciamma

País:

Francia

Año:

2014

Género:

Drama

Público:

+12 años