La banda ancha y el hombre - Alfa y Omega

La banda ancha y el hombre

Javier Alonso Sandoica

El miércoles de la semana pasada, Montserrat Gomendio, que es Secretaria de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, publicaba en El Mundo un preocupante artículo sobre el futuro digital aplicado a la educación. Preocupante, por dejar constancia de un hecho que a ella le parece fundante: «Los jóvenes han adoptado el lenguaje digital como su forma natural de relacionarse con el mundo, lo que ha creado una demanda tal que cada hogar, cada oficina, cada aeropuerto, aspira a tener conexión a Internet».

Me inquieta mucho dar por sentado que las nuevas generaciones se conectan con el mundo de otra manera, que ha nacido una nueva naturaleza relacional. Doña Montserrat habla de una migración de la comunicación tradicional a una cosa con poca apoyatura en lo humano. El filósofo rumano Roman Patapievici decía, en El hombre reciente (editorial Áltera) que uno ha de estar siempre precavido para reconocer lo que se deja en el camino cuando se consigue una novedad.

Hemos puesto la modernidad donde creemos que se merece, entre los medios, las técnicas, las nuevas formas de comunicación; pero no entre los ideales. Y lo cierto es que aprendemos por el calor térmico que despide la proximidad del otro. Pablo D’Ors decía recientemente que las cosas que le aconsejaba su director espiritual no eran novedades extraordinarias; lo que le atraía era su poderosa convicción, su fe firmemente anclada. Carlos de Foucauld recuerda que la presencia exclusiva de su prima le ponía en contacto con Dios. Del Señor decían sus contemporáneos: «Nadie ha hablado nunca como este hombre». La carne es siempre prioritaria en la comunicación, hay muchos sentidos que abandonan sus funciones en la arena digital.

En Elogio del papel (editorial Ariel), el filósofo Roberto Casati considera absolutamente imprescindible el libro en los primeros años de la formación del estudiante, ya que el libro está diseñado no sólo para comunicar informaciones, sino para proteger la atención con su materialidad, su linealidad. El libro está concebido para comprender lo que se lee y llegar a reproducirlo. El objetivo no es la creación de un aula digital con conexión de banda ancha ultrarrápida. Antes de la inmediatez, está el reposo lento del aprendizaje, la fijación de la atención y esa transmisión del saber que sólo se da en el vis a vis.