Los novios de la muerte - Alfa y Omega

La labor de nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado abarca muchos campos: las labores en los distintos destinos y puestos de mando, los barcos y unidades, las academias y escuelas militares, o los cuarteles y puestos locales, que se extienden desde el territorio nacional hasta las misiones internacionales. Allá donde ondea nuestra bandera tenemos hombres dispuestos a entregar su vida por España hasta la última gota de su sangre, y hacerlo con humildad y amor a la Patria, vocación que les hizo en su juventud entregarse a los demás en el servicio de las armas.

Sin seguridad interna en nuestras fronteras, custodiadas por la Guardia Civil y los Cuerpos de Seguridad del Estado, no existen ni democracia, ni libertad, ni bien común, materializados en el progreso y la economía, la paz y el desarrollo. Y sin seguridad externa de nuestras fronteras, mantenida por nuestras Fuerzas Armadas y Guardia Civil, no sería posible el desarrollo de nuestras sociedad como un pueblo libre en medio de la comunidad internacional, que es capaz de transmitir a las demás naciones la justicia universal que brota de la ley natural, positivada o hecha costumbre.

El papel de nuestros militares se encarna en personas con sus familias, problemas, ilusiones, esfuerzo y vidas, con la muerte siempre presente, sea en el cumplimiento cotidiano dentro de nuestro territorio nacional de las labores que se encomienden, sea en los más remotos destinos internacionales como Irak, Afganistán, mar de Libia, Somalia, Líbano, Antártida o donde haya que estar al servicio de España.

Donde más necesaria sea la presencia de un sacerdote castrense en apoyo personal y espiritual de nuestros militares, allí se hará presente. Muchas veces encuentran a Cristo donde menos se lo esperan; por ejemplo, en la soledad de las trincheras y en la cotidianidad de los cuarteles, donde Dios también nos acompaña cada jornada al servicio de la Patria. Y de ello y ellos seguiremos escribiendo, querido lector.