El Evangelio no es marketing - Alfa y Omega

El Evangelio no es marketing

Dirige La Civiltà Cattolica, la revista oficiosa de la Santa Sede, y fue uno de los primeros periodistas en entrevistar al Papa Francisco, hace casi un año. Además, el jesuita Antonio Spadaro es experto en evangelización digital y autor de libro Ciberteología, que plantea un desafío: Internet no es una herramienta para evangelizar, sino un lugar en el que hacerlo. El pasado fin de semana, fue el ponente principal del primer iCongreso de iMisión, que se celebró en Madrid, y atendió a Alfa y Omega con una amabilidad nada virtual…

José Antonio Méndez
Monseñor José Ignacio Munilla habla con el padre Spadaro durante el iCongreso

¿Hay diferencias entre la evangelización digital y la evangelización tal y como la conocemos hasta ahora?
No hay diferencias, la evangelización es siempre la misma. Son los hombres los que evangelizan porque encarnan el mensaje del Evangelio y lo comparten. Lo que cambia es el ambiente: el entorno físico implica una presencia física de la persona, y el digital, supera el límite del espacio y del tiempo; pero los contenidos tienen que ser igualmente transmitidos y participados. El riesgo es creer que hay una doble evangelización, cuando es siempre la vivencia de la propia fe que hay que comunicar, en el ambiente físico o en el digital. El desafío que las nuevas tecnologías plantean es que la evangelización no puede ser considerada una mera transmisión del Evangelio. La lógica del púlpito, como dijo monseñor Celli en el Sínodo sobre nueva evangelización, debe ser superada e integrada en la comunicación con los demás, compartida. La evangelización, o es compartida, o deja de comunicar el Evangelio.

En el apostolado digital, ¿corremos el riesgo de quedar fascinados por las formas, y descuidar el fondo?
Desde el momento en que los hombres se comunican, existe el riesgo del malentendido. El Evangelio no puede ser comunicado en abstracto: siempre tiene que haber una referencia personal. La forma de evangelizar se genera por el encuentro con la persona y exige cercanía. Puede haber riesgo de malentendido, pero es un riesgo que está en toda comunicación.

San Pablo escribía cartas, pero luego visitaba a las comunidades. ¿Puede sustituir la evangelización digital el contacto físico con el otro?
Absolutamente no, de ninguna manera. Nuestro riesgo es oponer estos dos conceptos, como si lo digital fuese contrario a la presencia física. Siempre ha sido esencial en la Iglesia la cercanía y, por tanto, no se puede excluir jamás la presencia física. Pero hay que estar muy atentos a que la comunicación digital no deje de ser auténtica porque no sea física. El ambiente digital no es virtual, sino que es tan auténtico como el físico, porque las relaciones nacen en el corazón, no en la tecnología. Si soy una persona con el corazón abierto, la comunicación funcionará bien sea en un encuentro cara a cara, o a través de Facebook, Twitter o por email.

El Papa dice que prefiere una Iglesia accidentada a una Iglesia enferma, pero en realidad no quiere una Iglesia accidentada ni enferma, sino una Iglesia capaz de evangelizar el mundo, sin mundanizarse. ¿Cómo puede la Iglesia estar en el mundo digital, sin mundanizarse?
No hay recetas. Es un reto que hay que afrontar con inteligencia y sobre la base de la experiencia. La experiencia puede llevar a cometer errores, pero hay que aprender de ellos. El Papa ha pedido que la Iglesia abra sus puertas, que no se quede encerrada dentro de sus muros, sino que salga para llevar el Evangelio a la gente. En el ambiente digital, el riesgo puede ser el del activismo presencialista: estar en la Red sólo para comunicar un mensaje, cuando hay que estar con los hombres para escucharlos. Es muy importante que la Iglesia esté en la Red porque hoy los hombres viven en la Red, y sus deseos y necesidades espirituales están en la Red, y la Iglesia debe de estar atenta para escucharlos. Además, tenemos que evitar lanzar mensajes ideológicos, porque la evangelización no es una propaganda, el Evangelio no es marketing.

Usted conoce bien al Santo Padre. ¿Qué aporta el Papa Francisco a esta nueva forma de evangelizar?
El Papa Francisco es una persona absolutamente normal, que vive una profunda experiencia espiritual y que está interpretando, en el fondo, lo que el Espíritu le pide a la Iglesia hoy. El Papa no tiene éxito porque tenga excepcionales capacidades y potencialidades. Claro que es una persona excepcional, pero en el fondo es un hombre que se sorprende a sí mismo, y que vive este tiempo como un misterio de gracia. Su mérito es ser un instrumento del Espíritu en un tiempo muy especial, en el que hay una gran necesidad de autenticidad y de Evangelio. Este misterio de gracia surgió cuando el Papa Benedicto XVI anunció su renuncia al ministerio petrino, y habló de rápidos cambios y de una necesidad de renovado vigor en la transmisión de la fe. Ambas tensiones, los grandes cambios y el renovado vigor, parecen encarnarse en el Papa Francisco.

#iCongreso: hacer nuevo lo de siempre

Cerca de 200 agentes de pastoral, entre religiosos, sacerdotes y laicos, participaron, el pasado fin de semana, en el primer #iCongreso, organizado por la plataforma de evangelización en Internet iMisión. El objetivo era analizar los retos del apostolado digital, y «superar la esquizofrenia de pensar que una cosa es la realidad, y otra, lo que se hace en Internet», como explicó la religiosa Xiskya Valladares, una de las promotoras del iCongreso. En su ponencia de conclusión, el obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, explicó que, en el fondo, evangelizar en Internet es hacer, de forma nueva, el apostolado de siempre, porque, «en la Red, late el deseo de felicidad del hombre, que busca a Dios, y la presencia de Dios, que a través de nosotros no tira la toalla con el hijo pródigo».