Nueva carta pastoral de Osoro: «El mundo ha cambiado, salgamos a los caminos» - Alfa y Omega

Nueva carta pastoral de Osoro: «El mundo ha cambiado, salgamos a los caminos»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El cardenal Osoro invita a los madrileños a fijarse en María para ser discípulos misioneros. Foto: Archimadrid

«Los que tenemos más edad recordamos épocas pasadas en que nuestro caminar lo hacíamos mayoritariamente entre cristianos. Los rastros que nos remitían a Dios eran muchos e invitaban a un determinado modo de concebir la vida. Había una fuerte presencia cristiana por doquier», pero hoy ya «no nos podemos engañar más tiempo», dice el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid en su nueva carta pastoral para este curso, titulada Con María, discípulos misioneros de Jesucristo, escrita al hilo del Año Mariano que está viviendo la diócesis.

El arzobispo plantea con realismo un tiempo nuevo que ya no es el del catolicismo cultural de hace décadas: «Hemos de ser valientes y tomar conciencia de que el mundo ha cambiado. La realidad ya no invita a mirar al cielo. Dios no es tan evidente como antes. Se ha dado un proceso de secularismo en la mayoría de los ámbitos de la vida».

Conocer el ambiente en que nos movemos hoy en Madrid y hallar una respuesta desde el modelo de evangelización propuesto por el Papa en Evangelii gaudium ha sido precisamente el objetivo del Plan Diocesano de Evangelización (PDE). Estos tres años de oración y reflexión de las distintas realidades de la Iglesia en Madrid han originado iniciativas en todas áreas de la pastoral.

Ahora toca llevarlas a cabo, «pero no de cualquier manera», dice el cardenal Osoro en su carta. Para realizarlas, «es necesario que salgamos al mundo como discípulos misioneros». Eso requiere perfilar previamente cómo es un discípulo misionero, para lo que el arzobispo propone «un retrato humano prototipo: la Madre de Dios, la Virgen María».

Nuestra identidad, desafiada

Así, en un recorrido bíblico a través de la Anunciación, la Visitación y las bodas de Caná, el arzobispo se fija en María para esbozar los rasgos de un auténtico discípulo misionero encargado de evangelizar la diócesis hoy en día.

Para empezar, es preciso «no entretenernos en discusiones y enfrentamientos que no llevan a ninguna parte», ni tampoco «sucumbir a la tentación de soñar con una vida cristiana perfectamente programada, a un cristianismo que no pueda permitirse ir en búsqueda de la oveja perdida».

Después, puesta fija ya la mirada en María, «ella nos enseña que uno comienza a ser discípulo misionero cuando acoge a Jesucristo en su vida con todas las consecuencias», cuando «asume el riesgo de dejar entrar a Dios en su vida y cambiar el ser y el hacer».

Este modo de vivir como María –«después de haber acogido a Dios en su vida, de darle un lugar privilegiado en su existencia»– lleva después a una existencia en salida: «Allí donde se encuentre un ser humano, allí tiene que estar el discípulo de Cristo. Es necesario que nos detengamos a ver por dónde y cómo transitan las personas de todo tipo, para salir a su encuentro».

Para el arzobispo, «hoy la identidad cristiana no está ya protegida y garantizada, más bien está desafiada. Por eso, es necesario salir como María a todos los caminos. Pero hay que hacerlo como ella: llevando a Dios».

Con esta perspectiva, la meta del discípulo misionero es «todo el mundo», porque «nuestro mundo está descristianizado, pero lleva en sí un anhelo de infinito y de Dios».

Hace falta discípulos misioneros que en Madrid sepan por experiencia que «no cabe alegría verdadera sin Dios», por lo que «en esta hora novedosa y apasionante de la historia, se nos pide que mostremos el Evangelio con toda su radical intensidad y que seamos carta escrita del Señor con nuestra propia vida».

La carta completa se puede descargar en archimadrid.es.