Migraciones: «Nos estamos acostumbrando a lo que es escandaloso» - Alfa y Omega

Migraciones: «Nos estamos acostumbrando a lo que es escandaloso»

Una jornada sobre trata celebrada en Madrid para dar la respuesta de la Iglesia y del cristiano de a pie ante el problema de la migración

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: AFP Photo/Pau Barrena

«Los cristianos tenemos que implicarnos y hacer una aportación sólida ante el problema de la migración, que nos atañe tanto por ser Iglesia como por ser ciudadanos», dice Tusta Aguilar, Coordinadora de Educación de ASTI Madrid y de la Delegación diocesana Migraciones, que este jueves ha participado en la jornada Migrar sin trata, respuestas desde la Iglesia, organizada por diversas organizaciones de Iglesia relacionadas con la migración.

Aguilar tiene claro que son «los obstáculos y los frenos para llegar por vías legales a los países desarrollados los que provocan la trata de personas, la emigración clandestina y la aparición y el enriquecimiento de las mafias». Todo eso procede de «una causa estructural que luego tiene varias consecuencias: morir en el Mediterráneo, caer víctima de una red de prostitución, pasarse tres años sin papeles en Madrid…». Ello tiene como origen «una barrera clara: entrar por medios legales es imposible para la mayoría».

La experta es especialmente escéptica con el Pacto Mundial para una Migración segura, ordenada y regular, que deberá ser adoptado en el seno de la ONU en una conferencia internacional prevista en Marruecos los días 10 y 11 de diciembre: «No tienen validez jurídica y me temo que se queden en una declaración de intenciones. Soy pesimista porque no habrá manera de hacerlos cumplir, aunque siempre va a quedar algo escrito con lo que poder reclamar después. Pero no va a existir un recurso jurídico que obligue a los estados que los incumplan».

Por eso, «la ciudadanía debe tomar la voz. Tenemos que animar a los cristianos y a todos los ciudadanos para exigir a nuestros gobiernos una cierta honradez, y denunciar públicamente si no cumplen lo acordado. Para que los pactos que no sean al final una falacia».

Derecho a migrar…, y a no migrar

Tusta Aguilar considera también que «la gente tiene derecho a no migrar, pero tal como está el mundo las personas que migran se ven obligadas a hacerlo». Por eso, lo primero que tendría que cambiar es «la regulación de las leyes económicas entre los países, y asuntos como el negocio de armas, cómo se compran los metales, cómo se destroza el medioambiente para explotar los recursos…, ahí hay mucho que hacer» en los países de origen de los migrantes.

En este sentido, «hay que hacer un esfuerzo por impulsar las sinergias entre cooperación internacional, actuación en el terreno y reivindicación. Pero lo más importante hoy para nosotros es la reivindicación, porque se está normalizando una situación que es tremenda. Nos estamos acostumbrando a lo que es escandaloso: los muertos en patera, las redes de prostitución… Se está normalizando lo que no debería ser normal».

La solución, para la Coordinadora del Departamento de Educación de ASTI, pasa por tener «una sensibilidad acompañada de cabeza y de corazón». Y la respuesta de la Iglesia ha de ser «dialogar y hacernos valer, que se oiga nuestra voz, además de colaborar con todas las instancias políticas para garantizar los derechos de unas personas que son como todos nosotros».

¿Y el cristiano de a pie? «Lo primero que tienes que pensar es que no estás solo en el universo –apunta–. Hay muchas organizaciones y grupos para trabajar y movilizarse. Cuando te interesa algo puedes encontrar recursos para vincularlo a tu vida cotidiana. Y que la comprensión que tengamos se contagie, que cada uno sea altavoz, en el mercado, en el metro, en la calle, en casa… No vale solo decir: “¡Qué pena!”, porque con la pena sola no basta. Todos podemos tomar decisiones: en nuestras costumbres, en nuestras compras, en lo que gastamos, en cómo contratamos a la gente, en no realizar compras de sangre…, porque con todo eso también podemos influir».