El Papa, a los jóvenes de todo el mundo: «Disculpad si no os hemos escuchado» - Alfa y Omega

El Papa, a los jóvenes de todo el mundo: «Disculpad si no os hemos escuchado»

El Sínodo de Obispos concluye pidiéndoles «que nuestras debilidades no os desanimen»

Juan Vicente Boo
El Papa Francisco pronuncia un discurso. Foto: EFE

Al cabo de 25 días de debates en el Sínodo, el Papa Francisco ha presentado el domingo la conclusión pidiendo a los jóvenes del mundo entero «en nombre de todos nosotros adultos: disculpadnos si a menudo no os hemos escuchado. Si, en lugar de abrir vuestro corazón, os hemos rellenado los oídos».

En la misa de clausura en la basílica de San Pedro, concelebrada con los 267 cardenales y obispos y ante los 37 jóvenes participantes, el Papa ha resumido las lecciones del encuentro en tres propósitos: «Escuchar, hacerse prójimo, testimoniar», siguiendo el ejemplo de Jesús con el ciego Bartimeo, que salió a su paso en las afueras de Jericó.

Según, el Papa, mientras para los apóstoles Bartimeo era una molestia e intentaban hacerle callar, «para Jesús, en cambio, el grito del que pide ayuda no es algo molesto que dificulta el camino, sino una pregunta vital».

Aunque «no era difícil adivinar lo que Bartimeo le habría pedido –recuperar su vista– Jesús no es expeditivo, da tiempo a la escucha. Este es el primer paso para facilitar el camino de la fe: escuchar. Es el apostolado del oído: escuchar, antes de hablar».

El segundo propósito que el Papa sugiere a los obispos, sacerdotes y evangelizadores del mundo entero es «acompañar el camino de fe: hacerse prójimos» como Jesús, «que no delega en alguien de la ‘multitud’ que lo seguía, sino que se encuentra con Bartimeo en persona y le pregunta: ‘Qué quieres que haga por ti’».

Con mucha fuerza, Francisco ha insistido en un punto esencial: «la fe pasa por la vida. Cuando la fe se concentra exclusivamente en las formulaciones doctrinales, se corre el riesgo de hablar solo a la cabeza, sin tocar el corazón. Y cuando se concentra solo en el hacer, corre el riesgo de convertirse en moralismo y de reducirse a lo social».

Para el Papa, «la fe, en cambio, es vida: es vivir el amor de Dios que ha cambiado nuestra existencia. No podemos ser doctrinalistas o activistas. Proximidad: aquí esta el secreto para transmitir el corazón de la fe, no un aspecto secundario».

El tercer consejo ha sido acercarse a dar testimonio con la propia vida pues «no es cristiano esperar que los hermanos que están en busca llamen a nuestras puertas; tendremos que ir donde están ellos, no llevándonos a nosotros mismos, sino a Jesús».

Francisco ha insistido en no llevar «a nosotros mismos, nuestras ‘recetas’, ‘nuestras etiquetas’ en la Iglesia» y ha lamentado «cuántas veces, en vez de hacer nuestras las palabras del Señor, hemos hecho pasar nuestras ideas por palabra suya».

Abiertamente ha reconocido que muchas veces «la gente siente más el peso de nuestras instituciones que la presencia amiga de Jesús. Entonces parecemos una ONG, una organización paraestatal, no la comunidad de los salvados que viven la alegría del Señor».

Reforzar el papel de la mujer en la Iglesia

En medio siglo de historia del Sínodo de Obispos, el dedicado a los jóvenes ha sido el más interesante y el más positivo gracias a la presencia de los 37 jóvenes de todo el mundo que constituían un continuo enlace con la realidad.

El extenso documento final, aprobado el sábado, presenta numerosas sugerencias al Papa. Desde reforzar «por deber de justicia» la presencia de la mujer en los cargos de gobierno de la Iglesia y en la formación de los seminaristas hasta ser más acogedor respecto a «las personas homosexuales» pues «Dios no hace acepción de personas».

Reconociendo que «el mundo está indignado por los abusos -de poder, de conciencia y sexuales- de algunas personas de la Iglesia», aplaude la valentía de las víctimas que hablan en público y propone como solución erradicar «el clericalismo» así como «las formas de ejercicio de la autoridad en que se injertan» los abusos y «hacer frente a la falta de responsabilidad y transparencia con que han sido gestionados muchos casos».

Pensando en el universo de los jóvenes, propone reforzar la evangelización en el ambiente digital «con sentido de misión, en la que algunos jóvenes están ya volcados». Al mismo tiempo, advierte que los «gigantescos intereses económicos» de las plataformas y de quienes las manipulan han creado «formas de control tan sutiles como invasivas», favoreciendo la difusión de noticias falsas que «fomentan el prejuicio y el odio» así como los «juicios sumarios online».

A nivel de cada persona, insiste en el acompañamiento espiritual a cargo de consagrados y laicos, mujeres y hombres, adultos y jóvenes que sepan ayudar individualmente, sin prisas y sin egoísmos.

Esa ayuda consiste en facilitar el acercamiento a Jesucristo, y el descubrimiento de la propia vida como vocación personal, vocación familiar y vocación profesional en servicio a los demás con los propios talentos.

Poco después, en el rezo del Ángelus con millares de peregrinos, el Papa ha asegurado que «el fruto de este Sínodo está ya ‘fermentando’, como el zumo de las uvas en los barriles después de la vendimia. El Sínodo de los jóvenes ha sido una buena vendimia, y promete un buen vino».

En su opinión, «más que elaborar un documento, que es precioso y útil, lo importante es que se difunda un estilo sinodal, uno modo de trabajar juntos, jóvenes y ancianos, para llegar a decisiones pastorales que respondan a la realidad».

Juan Vicente Boo / ABC