Madre Carlota es beatificada con otros 15 mártires en Barcelona: un sí al Amor - Alfa y Omega

Madre Carlota es beatificada con otros 15 mártires en Barcelona: un sí al Amor

Este sábado, 16 mártires de Barcelona serán proclamados beatos en la Sagrada Familia, entre ellos la madre Carlota de la Visitación, de las Franciscanas de los Sagrados Corazones

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Foto: www.16martires.com

El martirio es un regalo de Dios. Las circunstancias de tiempo, políticas… son el contexto en el que irrumpe Jesucristo con el don de su gracia. Su presencia y su llamada es tan fuerte que los mártires no solo no han echado atrás, sino que se han entregado a la muerte antes que negar la verdad y la firmeza de su amor. Testimonian su fe en Cristo y confirman la nuestra.

A nosotras, franciscanas de los Sagrados Corazones, en madre Carlota nos ha regalado el martirio sufrido por amor con fortaleza y fidelidad hasta la muerte. Baudelia Duque Belloso, nació en Nava del Rey (Valladolid) el 22 de mayo de 1872. Nuestra fundadora Beata Carmen del Niño Jesús, abrió casa en aquella ciudad. Baudelia, impactada por la forma de vida de las religiosas, a los 15 años entró en el noviciado en Antequera (Málaga). Con el nombre de Carlota de la Visitación emitió los votos en febrero de 1889. En fidelidad y amor a la Congregación ocupó diversos cargos de responsabilidad: secretaria de la fundadora, secretaria y consejera general, directora de colegios.

La persecución religiosa la alcanzó en Barcelona. Expulsada la comunidad de la casa de Vilanova de Bellpuig (Lleida), fue acogida en diversos hogares; refugiada en uno de Barcelona, los porteros la delataron como religiosa, por ello la Patrulla de Control del Clot la detuvo y le dijeron que le darían muerte; con gran caridad y decisión, aseveró que ella era religiosa, así intercedió y salvó a una joven que no lo era. En coherencia con toda su vida la entregó por amor a Dios, mientras proclamaba «¡Viva Cristo Rey!», era el 11 (o 14) de noviembre de 1936.

Nuestros 16 mártires y todos los mártires del cristianismo, antes del momento final ya se habían entregado en el martirio diario, aceptado con amor, unidos a Jesucristo para la salvación del mundo.

Nos embarga un profundo agradecimiento y alegría. Dios distribuye sus dones como quiere y todo lo hace bien. No nos apropiamos este don. A nosotras nos cabe haber hecho lo posible, con su ayuda, para que el recuerdo y el ejemplo de nuestros hermanos, brille como una luz ante los hombres y sea memoria viva en nuestras congregaciones y en la Iglesia Santa y Madre de santos.

Hna. Inmaculada Ríos Domínguez
Superiora general de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones