Las razones del retraso de la votación sobre las normas antiabusos en Estados Unidos - Alfa y Omega

Las razones del retraso de la votación sobre las normas antiabusos en Estados Unidos

El texto llegó al Vaticano demasiado tarde para ser estudiado y discutido, hay problemas sobre cómo encajar la comisión de laicos en el Derecho Canónico, y algunos de los estándares de conducta de los obispos podrían resultar tan genéricos que los obispos no supieran si los incumplen o no

Vatican Insider
El nuncio en Estados Unidos con el Papa el 10 de noviembre. Foto: CNS

El retraso, debido a una petición de la Santa Sede, para la votación sobre los documentos que contienen nuevas medidas antiabusos de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) provocó en un primer momento la previsible reacción de presentar al Papa Francisco como insensible frente a la gravedad de la situación en Estados Unidos y el Vaticano, como un elemento que frena la firme voluntad de los pastores estadounidenses para combatir de la mejor manera el escandaloso fenómeno.

Por petición de la Santa Sede, anunció el cardenal Daniel DiNardo, presidente de la Conferencia Episcopal del país, «nosotros no votaremos los dos documentos sobre los estándares de responsabilidad para los obispos y la comisión especial encargada de recibir las denuncias contra los obispos». DiNardo se dijo desilusionado por la decisión, anunciada el lunes 12 de noviembre, de la que se enteró solamente un día antes.

La decisión vaticana fue comunicada a la cúpula de la Conferencia Episcopal con una carta que el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, envió el domingo pasado al cardenal DiNardo mediante el nuncio apostólico Christoph Pierre.

«Hay que alcanzar el objetivo del mejor modo»

Por lo que Vatican Insider ha podido averiguar, los documentos enviados a Roma por la cúpula del episcopado estadounidense son tres. Y habrían llegado hace solamente algunos días. La falta de un tiempo adecuado para estudiarlo y discutirlo, además de algunas perplejidades sobre dos de los tres textos fueron el origen de la petición vaticana.

«Es equivocado pensar que la Santa Sede no comparta el objetivo de los obispos estadounidenses, el de contar con instrumentos eficaces para combatir el fenómeno de los abusos contra menores y establecer puntos firmes en relación con la responsabilidad de los mismos obispos –explicó una fuente vaticana involucrada en el caso–. El motivo de la petición de retrasar el voto no debe ser considerado como un freno, sino como la invitación para evaluar mejor los textos propuestos, incluso en vista del encuentro de febrero entre todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo con el Papa dedicado a la lucha contra los abusos. Hay que alcanzar el objetivo final en el mejor de los modos».

Una comisión sin figura jurídica o canónica

En cuanto a los estándares de comportamiento y acciones que se piden a los obispos, que superan tanto los códigos civiles como el código canónico, se ha planteado una objeción sobre la generalidad de algunos pasajes: podría suceder, pues, que un obispo no se dé cuenta si está violando o no estos objetivos de comportamiento, que podrían en un futuro llevarlo ante la comisión nacional que debe juzgar sus acciones.

Otro problema se relaciona con algunas incoherencias en el contenido del documento sobre la comisión nacional sobre la responsabilidad de los obispos y el Código de Derecho canónico. En el borrador presentado al Vaticano, la comisión fue presentada como una institución sin ánimo de lucro, sin figuras jurídica o canónica, pero capaz de juzgar a los mismos obispos.

Es decir, las normas vigentes pueden ser afinadas aún más, pero los textos preparados por el comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal estadounidense deben mejorar, teniendo en cuenta el Derecho Canónico y la misma realidad de la Iglesia. Es comprensible la reacción desilusionada y enfadada de DiNardo, pero no hay que excluir que alguno de los obispos llamados a la votación reciban esta decisión como una oportunidad positiva para un mayor tiempo de reflexión y estudio, a pesar de la presión de la opinión pública.

No todo son buenas prácticas

No hay que olvidarse algunos pasos cruciales del discurso pronunciado por el nuncio apostólico Pierre durante la sesión inaugural del encuentro de los obispos de Estados Unidos. El representante del Papa citó al escritor francés Georges Bernanos: «Quien pretende reformar la Iglesia con los mismos medios usados para reformar las sociedades temporales no solo fracasará, sino que se pondrá infaliblemente fuera de la Iglesia. No se reforma a la Iglesia sino sufriendo por ella, no se reforma a la Iglesia visible sino sufriendo por la Iglesia invisible. No se reforman los vicios de la Iglesia sino prodigando el ejemplo de sus virtudes más heroicas».

El nuncio subrayó que no hay que renunciar a la responsabilidad de reformarse en primer lugar a sí mismos. No se puede, insistió, «transferir el depósito de la confianza a otras instituciones. Volver a ganar la confianza no es suficiente. Cuando se trata de la responsabilidad que tenemos para con los niños y adultos vulnerables, debemos demostrar que podemos resolver los problemas, el vez de delegarlos a otros».

Algo que no excluye la aportación de todos los fieles, de los laicos, de los religiosos, que «nos ayudan a sacar adelante la misión». Pero sin faltar a la responsabilidad específica de los pastores. Palabras que indican una vía de reforma vinculada con la fe, con el redescubrimiento de lo que es esencial, sin dejar todo en manos de las best practices, pensando que nuevas normas y códigos de comportamiento cada vez más severos (promulgados bajo presión mediática) sean capaces, por sí solos, de extirpar crímenes, pecados y encubrimientos.

Andrea Tornillo / Vatican Insider