«La red de albergues está completamente colapsada» - Alfa y Omega

«La red de albergues está completamente colapsada»

Rodrigo Moreno Quicios

Cáritas Diocesana de Madrid está presentando estos días su Campaña de Personas sin Hogar. Con el lema Y tú, ¿qué dices? Di basta. Nadie sin hogar, la operación de este año continúa «un relato que ha visibilizado las situaciones de cada persona sin hogar en cada década», dice Rosalía Portela, responsable del Servicio de Vivienda de Cáritas Diocesana de Madrid.

La campaña, con más de 20 años de recorrido denunciando la situación de las personas sin hogar, cobra una especial importancia este año, en el que la red de plazas para personas en calle está «completamente colapsada». «Es la primera puerta que se abre para las personas sin hogar, pero ahora mismo no puede resolver cuestiones estructurales muy arraigadas en la sociedad que son responsabilidad de las administraciones», lamenta Portela.

Según la responsable de Cáritas, a pesar de formar parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las instituciones políticas no prestan la atención suficiente al sinhogarismo y lo perpetúan. «Antes existía una campaña europea pretendía erradicar la situación sin hogar del 2010 a 2015 y, como no se ha cumplido al objetivo, se ha trasladado a la agenda 2030», protesta.

La falta de recursos públicos obliga a que la lucha contra el sinhogarismo sea asumida por entidades eclesiales como Cáritas o la Federación de Asociaciones de Centros para la Integración y Ayuda de Marginados (FACIAM). «Aportamos muchísimas plazas a la red estable y los perfiles son diversos y plurales», explica Portela, quien sin embargo considera que la aportación de estas instituciones no resuelve el problema por entero y demanda «que el eje político tenga una visión mucho más completa porque si no aunamos las estrategias basadas en derechos humanos nunca resolveremos esta situación».

El caso de Jacqueline

Además, la resolución «paliativa y coyuntural» del problema de la vivienda «incide de forma lacerante en personas que entran por los flujos migratorios a pesar de que soliciten asilo». Tal es el caso de Jacqueline, quien abandonó Venezuela embarazada de diez semanas debido a la convulsión política. Al llegar a España, acudió a la Oficina de Asilo y Refugio (OAR) del Ayuntamiento de Madrid para descubrir que estaba «completamente colapsada». «Llegué allí con mi tripota porque estaba de seis meses y pedí cita, pero me dieron una fecha muy lejana», cuenta Jacqueline.

Tras probar suerte con otras muchas instituciones «en las que parece que se olvidaron de que estaba embarazada», Jacqueline finalmente encontró un techo en el Centro de Información y Acogida (CEDIA) que Cáritas tiene en Madrid. «Allí me consiguieron una pensión mientras me hacían estudios psicológicos», recuerda. Después fue derivada al Hogar Santa Bárbara, también dependiente de Cáritas, en el que las mujeres gestantes pueden pernoctar hasta que su hijo cumpla los seis meses. «No puedo describir lo que Cáritas ha hecho por mí», sentencia.

Con motivo de la 9ª Jornada Social Diocesana celebrada el pasado domingo en el marco de la Jornada Mundial de los Pobres, el cardenal Carlos Osoro llamó a vivir la cultura del encuentro, «que tiene su manifestación más bella en la acogida y el amor que damos a todos». Al día siguiente, visitó la iglesia de San Antón para compartir una comida con las cien personas sin hogar que Mensajeros de la Paz atiende habitualmente.