Las religiosas critican «a los que mantienen la cultura del silencio» frente a los abusos - Alfa y Omega

Las religiosas critican «a los que mantienen la cultura del silencio» frente a los abusos

La Unión Internacional de las Superioras Generales ha expresado en un comunicado su «profunda tristeza por las formas de abuso que prevalecen en la Iglesia y en la sociedad» y pide «que cualquier religiosa que haya sufrido abusos informe sobre este a la responsable de su congregación, a la Iglesia y a las autoridades civiles según se considere más conveniente»

José Calderero de Aldecoa
Foto: AFP Photo/Johannes Eisele

La Unión Internacional de las Superioras Generales (UISG), formada por 2.000 superioras generales de congregaciones religiosas femeninas en todo el mundo y que representan a más de 500.000 hermanas, han expresado su «profunda tristeza e indignación por las formas de abuso —sexual, verbal, emocional, o cualquier uso inapropiado del poder en las relaciones que merman la dignidad y el desarrollo sano de la víctima— que prevalecen en la Iglesia y en la sociedad en nuestros días».

Ante hechos de este tipo, la unión de superioras pide «que cualquier religiosa que haya sufrido abusos informe sobre este a la responsable de su congregación, a la Iglesia y a las autoridades civiles según se considere más conveniente». Por su parte, si la UISG «recibe un informe de abuso, escuchará directamente a la persona y la ayudará a actuar con valentía y presentar la denuncia a las organizaciones apropiadas».

En este sentido, desde la entidad recuerdan que «nos comprometimos a trabajar en colaboración con las autoridades civiles y de la Iglesia para ayudar a los que han sufrido abusos a sanar el pasado a través de un proceso de acompañamiento, búsqueda de la justicia e inversión en la prevención de abusos a través de la formación en colaboración y programas de educación para niños, mujeres y hombres».

Por último, las religiosas expresan su deseo de «tejer la solidaridad en estas situaciones que deshumanizan y contribuir en la nueva creación en todo el mundo»; abogan por la elaboración de «informes civiles y penales transparentes de los abusos tanto en las congregaciones religiosas, en las parroquias y en los distintos ámbitos diocesanos, como en cualquier espacio público»; y condenan «a los que mantienen la cultura del silencio y el secreto, a menudo bajo la apariencia de “protección” de la reputación de una institución o como “parte de la propia cultura”».