Adviento en Venezuela: «La esperanza es posible» - Alfa y Omega

Adviento en Venezuela: «La esperanza es posible»

El padre venezolano Osmín Serrano ofrece su testimonio de esperanza en la madrileña parroquia de Santa María del Silencio el viernes a las 19:30 horas. «El Gobierno intentó crear una Iglesia paralela revolucionaria, pero gracias a Dios los venezolanos no han caído en esa trampa», dice

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: AFP/Federico Parra

Sacerdote de Ciudad Guayana, en la provincia de Bolívar, en el extremo sur del país, el padre Osmin Serrano lleva en Madrid apenas dos meses, adonde ha sido enviado por su obispo para completar su formación en la Universidad San Dámaso. El viernes dará un testimonio de esperanza enmarcado en el tiempo litúrgico del Adviento.

Osmin se refiere a lo que está pasando en su país como «un autentico genocidio, producto de una narcodictadura que está destruyendo uno de los países más ricos de la tierra».

Foto: Wurdaneta Fotografía

En Venezuela «hay personas que se están muriendo literalmente de hambre», dice Osmin, para quien «como sacerdote lo más duro que me ha tocado vivir ha sido tener que enterrar a niños asesinados de hambre. Porque no murieron, fueron asesinados».

Osmin revela asimismo que «en Madrid si alguien tiene sed, abre el grifo y bebe. Eso en Venezuela es imposible; hasta el agua es carísima. Y los alimentos son extremadamente escasos. Solo un pollo te cuesta más que el sueldo mínimo oficial».

Además de ello, «los hospitales están al 3 % de medicinas. No pueden atender a la gente. Las mujeres están pariendo en el suelo. Hay gente que prefiere morirse en su casa antes que ir allí a morir…».

La causa de todo esto son «la corrupción, el Gobierno violento, las elecciones amañadas… En las últimas protestas murieron 146 personas y no se ha abierto la investigación para ninguna de estas muertes».

¿Es posible tener esperanza en un contexto como el que está viviendo Venezuela? Osmin responde que «estamos en Adviento y es un tiempo de espera y esperanza.

San Bernardo hablaba de una triple realidad de Adviento: recordar a Cristo que ya se ha encarnado y liberado a la Humanidad; esperar una segunda venida al final de los tiempos; y una tercera que tiene lugar en la realidad presente, en la de la Iglesia militante que lucha en medio de las adversidades de la vida. Aquí encaja Venezuela», porque «en medio de toda esta problemática, la Iglesia es al institución que más confianza está dando a la gente, por su solidaridad con las víctimas de esta dictadura, con Cáritas, ofreciendo alimentos y medicinas, aunque las Iglesias de otros países han querido mandar ayuda y el Gobierno lo ha impedido».

Esta actitud a la Iglesia «le está costando carísimo, porque los obispos han sido perseguidos, ha habido sacerdotes asesinados… El Gobierno incluso intentó crear una Iglesia paralela con curas suspendidos, una Iglesia revolucionaria, pero gracias a Dios los venezolanos no han caído en esa trampa».

Por eso la esperanza es posible, porque «es una virtud de aquel que lucha, que promueve relaciones nuevas en política y en economía. Esto no es una utopía. Se puede promover la lucha no violenta de los pacíficos, la solidaridad como forma de vida. La fe puede ver más allá de la realidad, y eso solo lo ofrece la Iglesia. Ve la luz en medio de las tinieblas. Hay experiencias muy pequeñas que hacen mucho aunque parezcan insignificantes. He visto madres víctimas de la violencia organizarse para acompañarse y desahogar su dolor por la pérdida de sus hijos, para denunciar las causas de la violencia y hacer propuestas concretas de regeneración del país y de la educación. Tenemos la fe puesta en Dios, porque es Él el que nos mantiene la esperanza. Iremos de menos a más para derrotar a la bestia, aunque lleve tiempo».