El Papa pide «no mundanizar la Navidad» ni dejar «de lado al Festejado» - Alfa y Omega

El Papa pide «no mundanizar la Navidad» ni dejar «de lado al Festejado»

Durante la audiencia general, Francisco ha explicado que «la Navidad es la revancha de la humildad sobre la arrogancia, de la simplicidad sobre la abundancia, del silencio sobre el alboroto, de la oración sobre “mi tiempo”, de Dios sobre mi “yo”»

José Calderero de Aldecoa
Foto: AFP/Vincenzo Pinto

El Papa ha dedicado la audiencia general de este miércoles a dar algunas claves para celebrar la Navidad tal y como le agradaría al Señor. Para ello, se ha fijado en la primera Navidad de la historia con el propósito de descubrir los gustos de Dios.

«La primera Navidad estuvo llena de sorpresas», ha explicado Francisco. «María era la prometida de José, pero llega el ángel y la cambia la vida. José, estando prometido con María, es llamado a ser el padre de un niño sin generarlo. Y luego llega la Nochebuena» y resulta que «el Altísimo es un niño pequeño. La Palabra divina es un infante, que significa literalmente “incapaz de hablar”».

Así, después de evocar el pesebre, Francisco ha concluido que «celebrar la Navidad es «celebrar lo inédito de Dios, o mejor dicho, es celebrar a un Dios inédito, que cambia nuestra lógica y nuestras expectativas».

De esta forma, «la navidad de Jesús no ofrece el calor seguro de la chimenea, sino el escalofrío divino que sacude la historia. La Navidad es la revancha de la humildad sobre la arrogancia, de la simplicidad sobre la abundancia, del silencio sobre el alboroto, de la oración sobre “mi tiempo”, de Dios sobre mi “yo”».

No al consumismo ni a la mundanización

Por otro lado, el Santo Padre ha señalado que la Navidad es el tiempo propicio, como hizo Jesús, para «bajar hacia aquellos que nos necesitan»; es «preferir la voz silenciosa de Dios al estruendo del consumismo».

En este sentido, el Papa ha pedido «no mundanizar la Navidad» ni dejar «de lado al Festejado». En estos días «se corre, tal vez como nunca durante el año. Pero así se hace lo contrario de lo que Jesús quiere. Culpamos a las muchas cosas que llenan los días, al mundo que va rápido. Y, sin embargo, Jesús no culpó al mundo, nos pidió que no nos dejásemos arrastrar».

Por último, a modo de resumen, Francisco ha insistido en que «será Navidad si, como José, damos espacio al silencio; si, como María, decimos “aquí estoy” a Dios; si, como Jesús, estamos cerca de los que están solos; si, como los pastores, dejamos nuestros recintos para estar con Jesús; será Navidad si encontramos la luz en la pobre gruta de Belén». Al contrario, «no será Navidad si buscamos el resplandor del mundo, si nos llenamos de regalos, comidas y cenas, pero no ayudamos al menos a un pobre, que se parece a Dios, porque en Navidad Dios vino pobre».