«Es una declaración de guerra a los migrantes» - Alfa y Omega

«Es una declaración de guerra a los migrantes»

Las conclusiones de la Cumbre de los 28 líderes europeos sobre migraciones son «una declaración inaceptable de guerra a los migrantes y refugiados», afirma el Secretario General de Cáritas Europa, el español Jorge Nuño. También la Santa Sede ha sido muy crítica con la respuesta comunitaria a las últimas tragedias en el Mediterráneo, de cerrar las puertas a los refugiados y bombardear las embarcaciones que utilizan para tratar de alcanzar nuestras costas. «Europa es egoísta», lamenta el cardenal Veglió, presidente del Consejo Pontificio para los Migrantes

Cristina Sánchez Aguilar
Voluntario de Cruz Roja acoge a inmigrantes a su llegada al puerto de Augusta, en Sicilia

Federica Mogherini, Alta Representante de Política Exterior de la Unión Europea, salió de la Cumbre de líderes europeos del jueves pasado con un mandato: explorar las opciones de una misión de seguridad y defensa para «detener y destruir los barcos» que utilizan los traficantes de inmigrantes en el Mediterráneo. El modelo de procedimiento es el de la Operación Atalanta contra la piratería. Ésta es una de las diez propuestas sobre las que debatieron los 28 representantes presentes en la reunión sobre migraciones en Bruselas, convocada de forma urgente tras la muerte de más de 700 personas en las aguas de Sicilia, en el mayor naufragio de las dos últimas décadas.

La denuncia por parte de la Iglesia a esta propuesta no se ha hecho esperar. «¡Bombardear un país es un acto de guerra! ¡Va contra el Derecho internacional!», exclamaba el cardenal Antonio María Veglió, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de Migrantes e Itinerantes, dos días después de conocer la noticia, durante una entrevista a Radio Vaticana. «¿A quién apuntamos, también a las pequeñas barcas de inmigrantes? ¿Y quién garantiza que el arma no vaya a matar a personas cercanas, además de destruir las embarcaciones?», se preguntó el purpurado. Esta medida peregrina no solucionaría el problema de la inmigración, porque, como aseguró Veglió, «si se destruyeran todos los barcos que hay, seguirían existiendo personas que huyen de los conflictos, de las persecuciones y de la pobreza». Ante esto, «¿qué podemos hacer? ¿Que se mueran donde están? Es inútil bombardear los barcos. La gente desesperada siempre encontrará formas de escapar». El cardenal también recordó que la mayoría de los inmigrantes no llegan por el Mediterráneo, sino por las fronteras terrestres.

Se necesita un Mare Nostrum europeo

El presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de Migrantes afirmó «no estar satisfecho con el acuerdo» de los 28, que recoge otras nueve propuestas, como la de reforzar las operaciones Tritón y Poseidón en 2016, triplicando su presupuesto, que ahora se estima en unos tres millones de euros mensuales. La cuestión es que estas operaciones, bajo el paraguas de la Agencia Europa de Fronteras —Frontex—, están dirigidas exclusivamente al control fronterizo a través de la vigilancia marítima a 30 millas de la costa europea, pero no son de rescate y salvamento hasta las 100 millas, como sí ocurría con la operación italiana Mare Nostrum, cancelada a finales del año pasado, que salvó la vida a unos 150 mil inmigrantes, pero que costaba al Gobierno italiano 9 millones de euros al mes. El director adjunto de Frontex, Gil Arias, ha reconocido que su único objetivo es «impedir las entradas clandestinas», dado que la agencia no tiene «mandato para hacer salvamento marítimo», pese a que supuestamente Tritón lleva a cabo labores de rescate si se encuentra a un barco en apuros en su radio de acción. El director de la división de operaciones de Frontex, Klaus Rösler, en una carta de diciembre de 2014, reprochaba la pretensión del Gobierno italiano de asignar al operativo buques para moverse «en zonas fuera del área operativa de Tritón» con el fin de asistir a los barcos en peligro. Rösler —denunció la Coalición Internacional de Sin Papeles y Migrantes— solicitó «inequívocamente que se deje morir en el mar a refugiados e inmigrantes en situación de peligro».

Reasentamiento a asilados

Cáritas Europa y Cáritas Internationalis han solicitado, sin éxito, a la UE «una operación como Mare Nostrum a nivel europeo», que tenga «una misión humanitaria clara». Se piden también «canales seguros y legales para aquellos que buscan protección cuando huyen de la guerra y la persecución».

Tampoco se logró concretar en la cumbre un compromiso para acoger a refugiados que huyen de diversos conflictos bélicos, desde Libia a Irak y Siria. El primer borrador de propuestas proponía reasentar a 5.000 refugiados en los diversos países europeos. Algunos gobiernos pidieron elevar la cifra hasta 10.000, pero al no alcanzarse un consenso, se optó por renunciar a fijar un compromiso específico. «El programa será voluntario y se concretará en las próximas semanas», respondió Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, al final del encuentro. Europa, en la actualidad, sólo acoge al 14 % de los refugiados en el mundo, siendo Alemania el mayor receptor, seguido de Suecia, Italia y Francia. Pero los países del este de Europa y las Repúblicas Bálticas no acogen prácticamente a nadie. España sólo acogió a 206 refugiados en 2014, frente a los 11 mil de Alemania, o los 7.500 de Francia.

Eso sí, todos los países de la UE están dispuestos a financiar a los países africanos para que refuercen su control fronterizo. Países como Túnez, Egipto, Níger, Malí y Sudán están en la lista. «Esto es muy egoísta», señaló el cardenal Veglió. «Todo el mundo está dispuesto a dar dinero, pero que a su país no vayan. Ésta no es la solución». La solución, a su juicio, es «luchar contra las causas de la inmigración», que de manera creciente se produce hoy debido a las guerras. «Todos sabemos que las armas provienen de los países desarrollados», denuncia el cardenal. «Si somos capaces de reclamar a estos países que pongan fin a este comercio, no habría más guerras en Siria, ni corrupción en Libia u Oriente Medio». La actitud egoísta de Europa, concluyó, refleja que el continente «ha perdido sus valores cristianos».

También desde Cáritas se han criticado duramente las conclusiones de la Cumbre europea. El español Jorge Nuño, Secretario General de Cáritas Europa, las ha calificado de «declaración inaceptable de guerra a los migrantes y refugiados. Este enfoque represivo —añadió— sólo empujará a las personas desesperadas a asumir riesgos aún mayores para llegar a Europa y creará más pérdidas terribles de vidas». Para la institución, encabezada por el español, «los encargados de liderar el proyecto europeo parecen haber olvidado que la solidaridad es un valor fundamental de la Unión Europea».