Una verdadera cultura de la protección del menor - Alfa y Omega

Una verdadera cultura de la protección del menor

Tomar conciencia de la gravedad de los abusos. Este es el objetivo del primer programa de formación en España en esta materia que imparte el Instituto Teológico de Vida Consagrada. Hay matriculados medio centenar de participantes, pertenecientes a distintas realidades de Iglesia. «No es un curso para sacar nota, sino para dejarse conmover», dice su director, Carlos Martínez Oliveras

Fran Otero
El Papa recibe de Carlos Martínez Oliveras el tríptico del programa que el ITVR ofrece sobre protección de menores. Foto: ITVR

Con el comienzo, el pasado viernes, del primer programa de formación para la protección de menores en nuestro país se dio un paso más en la lucha contra este problema que, aunque pueda ser minoritario en la Iglesia, sí es extremadamente grave. Se trata de un proyecto formativo impulsado gracias a la colaboración del Instituto Teológico de Vida Religiosa, de los claretianos, y el Centro de Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana, y que quiere ofrecer herramientas para cuidar a las víctimas, prevenir el abuso sexual, gestionar las situaciones comprometidas y para crear una cultura de la protección del menor.

Según explica a Alfa y Omega el director del ITVR y coordinador del curso, el claretiano Carlos Martínez Oliveras, están participando en esta primera edición un total de 50 personas que representan al conjunto de la Iglesia en España. Hay personal de la Conferencia Episcopal Española, provinciales y consultores de congregaciones religiosas, directores de colegios, pastoralistas, párrocos, laicos.

La formación se extiende durante dos años y se realiza vía online, aunque se han programado varias jornadas presenciales. Todo ello, a cargo de un equipo interdisciplinar de expertos internacionales.

De este modo, se analizan cuestiones humanas como la adicción al sexo en internet y la educación mediática, la prevención e intervención –entrevistas a menores, señales de alerta…–, la atención clínica y pastoral –el sufrimiento espiritual y la atención a las familias y las parroquias–. Además, todo ello se complementa con seis unidades básicas más generales.

El propio Martínez Oliveras explica en una carta enviada a los alumnos que se trata de un «curso a fuego lento, distribuido en dos años consecutivos, de modo que los temas puedan ir reposando». «No es un curso para sacar nota, sino para dejarse conmover», añade. También les pide que, una vez concluyan la formación, se comprometan a multiplicar y a transmitir todo lo que hayan aprendido de modo que «lleguemos a crear una verdadera y auténtica cultura de la protección del menor».

En este sentido, el claretiano afirma que hay que tener muy en cuenta a las víctimas y, por esto, están trabajando para que alguna de ellas pueda dar su testimonio ante los participantes en el curso. «Creo que al escuchar a las víctimas se adquiere una conciencia de gravedad del asunto, de lo que supone un abuso para la persona desde el punto de vista personal. Como dice el Papa, deja a la persona viva pero destruida completamente».

Precisamente, Martínez Oliveras pudo estar con el Papa Francisco la semana pasada en una de las Misas matutinas en Santa Marta. A continuación, tuvo un pequeño encuentro personal en el que le informó sobre la iniciativa. «Me dijo: “Vayan adelante, es muy importante, profundicen en ello”. El Papa está preocupado por esta situación. Puso cara de gravedad cuando le hablé de esto», narra el sacerdote claretiano a Alfa y Omega.