Lobos con piel de cordero - Alfa y Omega

Lobos con piel de cordero

Maica Rivera

Juan Manuel de Prada recupera al protagonista de su anterior novela (Mirlo blanco, cisne negro), el escritor Alejandro Ballesteros, quien nos cuenta una historia en dos tiempos que se van intercalando en la narración para darnos detalle simultáneamente de cómo su misteriosa novia Lucía Álvarez fue entrando en su vida y cómo trágicamente un día desapareció de ella en un extraño accidente de avión. Comienza el relato con una parodia de la novela negra clásica que presenta al autor fracasado, soltero y solitario, agarrado patéticamente a un gin-tonic en un bar de hipsters y gafapastas de quienes salva a la femme fatale en una operación de la que ella lleva toda la iniciativa. La veinteañera continuará reservándose las riendas de su relación, poco convencional, marcada por caprichosas idas y venidas, e incluso la investigación que su enamorado llevará a cabo después para conocer realmente su identidad y las verdaderas razones que la llevaron hasta él parecerá haber sido prevista de antemano por ella. Nos volveremos paranoicos con el narrador, tendremos incluso a la primera de cambio sospechas de terrorismo islamista en la trama. Razones no faltarán para el desasosiego, la aventura tornará turbia y se revelará peligrosa hasta límites exagerados. Frente a esta tensión, no faltará como anticlímax la continuación de la crítica del mundo literario en la que se recreó De Prada con saña a lo largo y ancho del libro inmediatamente precedente desde el punto de vista privilegiado, por pertenecer a ella, de una generación de escritores venida a menos a quien el paso infame por las televisiones acaba dando la puntilla. Al principio, los pasajes metaliterarios relativos a la figura del escritor-bloqueado-a-quien-despierta-del-letargo-una-musa-redentora recuerdan a La vida interior de Martin Frost de Paul Auster. Algo tan poco prometedor estalla sin embargo en pedazos para descubrir otro tipo de propuesta inesperada y mucho más dinámica que hace que la novela previa parezca precalentamiento de esta. De Prada pasa de criticar las corrupciones de la pseudocultura nacional a denunciar la corrupción de ámbitos de acción social a nivel internacional. Se agiganta, se crece en envergadura, intensidad, gravedad y también en juicios finales y desesperanza. Condena a los justicieros de la manera más cruel, anulándolos de un plumazo en una dinámica perversa en la que el poderoso malvado revierte todo esfuerzo de signo contrario para encumbrarse inevitablemente como ganador final. Lo más perverso de esta ficción es que coloca a los elementos más dañinos de la sociedad en el corazón de la maquinaria a la que confiamos ciegamente la lucha contra las injusticias sociales, y, para rematar, el autor se confiesa inspirado por una tenebrosa historia real que le habría sido referida por alguien a quien deja en el anonimato. Pesa con pocas fisuras una visión pesimista de la vida, desoladora: no hay posibilidad de cambiar el mundo y quienes conservan algún tipo de esperanza son un poco ilusos y, en cualquier caso, han de conformarse con una existencia a medio gas.

Lucía en la noche
Autor:

Juan Manuel de Prada

Editorial:

Espasa