Jóvenes filipinos en misión - Alfa y Omega

Estamos en una peregrinación o «viaje espiritual» de nueve años para prepararnos para el 500 aniversario de la llegada del cristianismo a Filipinas en 2021. El presidente de la Conferencia Episcopal, Rómulo G. Valles, con el lema oficial para el 2019 Jóvenes filipinos en misión: amados, dotados y capacitados, hacía suyo el desafío del Papa Francisco a los jóvenes en la JMJ 2013 en Brasil: «¡Hagan lío! Pero también ayuden a limpiarlo». Decía: «Un lío que engendre un corazón libre, un lío que traiga solidaridad, un lío que nos dé esperanza, un lío que venga de conocer a Jesús y saber que Dios, una vez que lo conozco, es mi fortaleza». «Despierten en nosotros a los pastores que somos, a sus ancianos, y reaviven el fuego de la fe, la esperanza y el amor en todos los miembros de la Iglesia para que juntos podamos caminar y servir a la Iglesia y a los jóvenes». Por eso qué mejor día que este jueves, fiesta de san Valentín, para hablaros de corazones apasionados y auténticos, capaces de seguir y dar la vida por Jesús, el más bello de los hombres, el enamorado que cree en el corazón joven.

Nuestros jóvenes con los que pasamos nuestro día a día, los que trabajan en campos de arroz y maíz o en el mercado para poder estudiar, desde el 8 de febrero están en plena misión hasta el 18 de febrero junto con jóvenes de Japón y Corea del Sur. Es el segundo año que organizamos juntos esta misión que une a pueblos que una vez fueron enemigos pero que hoy, en sus jóvenes, quieren unirse y vivir como hermanos enriqueciéndose mutuamente de los dones que nuestro Padre del cielo regaló a cada uno para poner al servicio de los otros y ayudándose en aquello que es pobreza, ya sea material o espiritual. Pobrezas tenemos todos.

Ellos son amados por el Padre, dotados de Su pasión y capacitados para ser protagonistas de su propia historia tomándose en serio ese desafío que palpita en el corazón de ser una misión en esta tierra.