Gavioli: «Fui a África para vivir cerca de los pobres y siempre he podido hacerlo» - Alfa y Omega

Gavioli: «Fui a África para vivir cerca de los pobres y siempre he podido hacerlo»

Iniciado en 1988 como un oratorio y convertido en sede de una verdadera obra salesiana en 1997, el Centro Don Bosco Ngangi, en Goma, es una obra entre las más ricas y variadas de la Congregación Salesiana. En estos años tuvo varias veces que interrumpir las actividades tradicionales para albergar a personas desplazadas por desastres naturales (como la erupción del volcán Nyragongo, en 2002) o para dar refugio a personas que huyen de la guerra. En el último año, libre de desastres, ha podido realizar sus numerosas actividades

Misiones Salesianas

Desde hace seis años Piero Gavioli dirige el Centro Don Bosco Ngangi en uno de los contextos más conflictivos del mundo por desastres naturales y guerras. Este misionero salesiano, siempre en la República Democrática del Congo, ha gastado y gasta voluntariamente su vida con y para los pobres.

Don Bosco Ngangi tiene un gran número de actividades y gran cantidad de beneficiarios (en total más de 4.600 personas). Todos los servicios son gratuitos, dado que se dirigen a personas que no tienen recursos. «Siempre hay un poco de miedo por los huecos en el presupuesto anual, pero Don Bosco Ngangi logra mantenerse a flote gracias a los proyectos y a los regalos», asegura Gavioli.

¿Cuál es la situación actual en Kivu Norte? Recientemente se informó sobre nuevas violencias, secuestros…

Lamentablemente, estos eventos son una cosa endémica. Goma fue liberada en el 2013 de los grupos rebeldes, pero estos están todavía en Kivu Norte, en el bosque, la región no está todavía completamente pacificada.

¿Qué se debe hacer para resolver el problema de los continuos enfrentamientos?

Fomentar el desarrollo y el trabajo. Los chicos que se dedican a las milicias lo hacen porque no tienen futuro, ni trabajo, ni oportunidades. Los obispos de Kivu han definido al Estado como «vicioso», que no se preocupa de los intereses del pueblo, sólo de los propios. Kivu es una región muy rica, pero los beneficios no llegan a la población. Si se favorece el trabajo, no habría ninguna razón para ir a la guerra. Excepto tal vez, por los intereses de las multinacionales.

Frente a estas realidades, ¿se corre el riesgo de sentirse aislados?

Nosotros creemos que la educación es la mejor manera de ayudar a los jóvenes a desarrollarse y para luego encontrar un trabajo. Teniendo en cuenta el contexto social, tratamos de formarlos para que tengan iniciativas empresariales. Realizamos cursos cortos para peluqueros, carpinteros… con los que los jóvenes puedan iniciar un negocio casi de inmediato y vivir con dignidad. Y no nos sentimos aislados, estamos en relación con muchas otras ONG, que nos aprecian y nos ayudan.

¿Qué lección ha recibido en su experiencia en Goma?

Debo decir que cuando el Papa Francisco empezó a decir que la Iglesia debe estar cerca de los últimos, dejar las puertas abiertas… he encontrado una confirmación de lo que he tratado de vivir. Creo que fue éste el estímulo más importante de estos últimos años. Fui ordenado sacerdote cuando ya estaba en África y una de las razones fue ésta. Sabía que no podía resolver todos los problemas de la gente y para mí ser sacerdote también significaba poder ofrecer, en la misa, todo el sufrimiento de los que estaban a mi lado. Fui a África para vivir cerca de los pobres y siempre he podido hacerlo. Por ello se lo agradezco a Dios.

Un proyecto con mucha vida

Desde hace 3 años, el centro también cuenta con los productos de su granja-plantación, a 38 kilómetros de Goma, en las que hacen práctica los chicos de la escuela agrícola y sirve para el autoabastecimiento.

Estos son los números de Don Bosco Ngangi:

  • 115 niños y niñas de 0 a 6 años (huérfanos, abandonados, desnutridos), en la Casa Ushindi.
  • 67 niños y niñas de la calle de 7 a 13 años, en la Casa Gahinja.
  • 145 niños de entre 9 y 14 años en condiciones de vulnerabilidad extrema (exniños soldados, acusados de brujería, rechazados, víctimas de sida, madres solteras, víctimas de violencia, en riesgo), en la Casa Margarita.
  • 3.243 estudiantes de varios niveles (jardín infantil, primaria, secundaria, formación profesional) que reciben todas las comidas diariamente.

El centro también ofrece:

  • Un programa de becas para los niños que no pueden ser aceptados en los centros de estudios de la ciudad (459 beneficiarios en el año escolar anterior).
  • Un programa de alfabetización de adultos.
  • Alojamiento para las familias.
  • Servicios de apoyo a niños desnutridos.
  • Atención médica a todos los que asisten al centro.
  • Actividades de microcrédito (326 préstamos concedidos en 2014).
  • Procesos de reunificación familiar.

Actividades de animación y cuidado pastoral (misas dominicales frecuentadas por 3.000 personas y animadas por decenas de monaguillos y coros).