De la fiesta del Rocío, a la misión contra la crisis - Alfa y Omega

De la fiesta del Rocío, a la misión contra la crisis

Cientos de miles de romeros pertenecientes a 114 Hermandades diferentes participaron, como cada año, en el tradicional Salto de la Reja y en la Misa de Pentecostés que ponía, el pasado domingo, el broche de oro a la peregrinación andaluza de El Rocío. En su homilía, ante la Blanca Paloma, el obispo de Huelva, monseñor José Vilaplana, pidió que, tras la fiesta almonteña, los rocieros asuman «la misión de anunciar la alegría del Evangelio» en sus ambientes, para luchar «contra la crisis económica y moral que venimos pasando»

José Antonio Méndez
Cientos de miles de peregrinos asistieron, en Almonte, a la Misa de Pentecostés, el domingo…

Las páginas más importantes de la tradicional romería de El Rocío que se ha celebrado este año no son las que se han publicado en el papel couché de las revistas del corazón, como un catálogo de rostros de famosos, sino las que Dios ha escrito en el corazón de cada peregrino. Y, más aún, las que escriba a partir de ahora a través de cada uno de ellos, en las vidas de las personas que más sufren los efectos de la crisis. Así al menos se lo pidió a los cientos de miles de peregrinos rocieros, miembros de 114 Hermandades diferentes, el obispo de Huelva, monseñor José Vilaplana, en la Misa de Pentecostés que celebró, el pasado domingo, en la basílica de Almonte.

A todos ellos, el obispo les recordó, en su homilía, lo importante que es vivir la fe católica con coherencia, como pilar fundamental «contra la crisis económica y moral que venimos pasando». Por eso, monseñor Vilaplana les señaló que «el Rocío es una romería marcada por el sentido de la fiesta, pero no podemos olvidar que tenemos la misión de anunciar la alegría de la fe», de forma especial «a los que se sienten solos, o a los que sufren por estar en el paro, y sobre todo a los jóvenes».

…y al Salto de la Reja, después, de madrugada

Orar por el rey y por el Papa

El obispo onubense trajo a la memoria la visita que realizaron a Almonte, en 1992, los reyes de España, y en 2006, los Príncipes de Asturias, y aprovechó para pedir que, tras la abdicación del rey don Juan Carlos y la próxima coronación del Príncipe como Felipe VI, «el Espíritu Santo asista en la nueva responsabilidad que va a asumir» el nuevo monarca.

Igualmente, monseñor Vilaplana pidió que todos los almonteños se unieran en oración al encuentro de paz que, en ese momento, estaban celebrando en Roma el Santo Padre Francisco y los Presidentes de Israel, Simon Peres, y de Palestina, Moahmoud Abbas, con el fin de que «la Virgen, Reina de la paz, interceda por todos».