El Vaticano propone líneas telefónicas para denunciar a obispos encubridores - Alfa y Omega

El Vaticano propone líneas telefónicas para denunciar a obispos encubridores

El cardenal de Bombay explica que cada obispo es responsable de luchar contra los abusos en otras diócesis

Juan Vicente Boo

Frente a los obispos que encubren los abusos sexuales de menores de sus sacerdotes, la cumbre antipederastia que se está celebrando en el Vaticano propuso ayer crear líneas telefónicas o paginas web para que cualquier fiel pueda denunciarlos directamente al nuncio apostólico o al arzobispo metropolitano que corresponda.

En presencia del Papa, de los 114 presidentes de conferencias episcopales de todo el mundo y de los altos cargos de la Curia vaticana, la segunda jornada del «Encuentro de Protección de Menores en la Iglesia» comenzó con la conmovedora plegaria escrita por una víctima: «Cuando Jesús estaba a punto de morir, su madre estaba con él. Cuando fui abusada por un sacerdote, mi madre Iglesia me dejó sola».

Con la misma claridad, el cardenal de Chicago y presidente del comité organizador de la cumbre, Blase Cupich, afirmó que «los mecanismos para denunciar abusos cometidos por un obispo o la negligencia en tramitarlos deben ser bien conocidos por los fieles».

El cardenal norteamericano propuso «crear mecanismo de denuncia independientes, como una línea telefónica dedicada y/o una página web para transmitir las denuncias directamente al nuncio apostólico, al arzobispo metropolitano correspondiente, o a los expertos laicos encargados por las conferencias episcopales».

Fondo a nivel nacional

Cupich insistió a los 190 participantes en que «se debe prestar la atención debida a incluir mujeres y hombres laicos con experiencia (investigativa, psicológica y jurídica) en todo el proceso, desde el principio hasta el final». Y en que «si una denuncia resulta verosímil, el arzobispo metropolitano debería poder recomendar a la competente Congregación vaticana las medidas de precaución, incluida la suspensión pública de funciones del acusado».

Como todo organismo investigador es costoso, Cupich propuso «el establecimiento de un fondo común a nivel nacional, regional o provincial para cubrir los costes de las investigaciones a obispos».

Por su parte, el cardenal de Bombay, Oswald Gracias, miembro del consejo de cardenales del Papa y antiguo presidente de la conferencia de obispos de Asia, subrayó que las diócesis no son reductos independientes, pues cada obispo es responsable de corregir a otros: «¿Hablamos honrada y honestamente con nuestros hermanos obispos o sacerdotes cuando notamos en ellos comportamientos problemáticos?». Según el consejero del Papa «para que cautericen las heridas tiene que haber una comunicación clara, transparente y relevante entre una Iglesia colegial y las víctimas, los miembros de la Iglesia y la sociedad en general». O sea, lo contrario al «encubrimiento chileno» colectivo, que se nota en otros países.

La segunda jornada abrió un horizonte mundial, pues el moderador del encuentro y antiguo portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, ofreció a los participantes copias del informe global sobre Violencia contra Niños de Naciones Unidas, «Hacia un mundo sin violencia», enviadas por la representante especial de la ONU, Marta Santo Pais.

Lombardi les dijo que recogiesen también copias del último informe de UNICEF, pues «ambos pueden ser de ayuda para vuestro trabajo», ya que la responsabilidad de un obispo se extiende a todas las personas que necesiten ayuda. Los dos primeros días de la cumbre antipederastia –cuyos documentos están disponibles en múltiples idiomas en la página web del encuentro www.pbc2019.org y cuyas intervenciones pueden seguirse en directo en el canal de Vatican Media en YouTube– están dejando sin coartada a los obispos negligentes ante los abusos sexuales de menores que tengan lugar en su diócesis o en alguna otra de su país.

Más mujeres no es la solución

La primera intervención de una mujer, a cargo de la vicesecretaria de Laicos del Vaticano, Linda Ghisoni, provocó un comentario del Papa. «Invitar a hablar a una mujer no es entrar en la modalidad de un feminismo eclesiástico, porque a fin de cuentas todo feminismo termina siendo un machismo con faldas», aseguró al tiempo que opinó que dar más funciones a la mujer en la Iglesia «no resolvería el problema de los abusos sexuales».

La jornada de hoy estará destinada a la «transparencia», la tercera asignatura pendiente después de la «responsabilidad» y la «rendición de cuentas», abordadas el jueves y el viernes. Pero, sobre todo, incluirá una liturgia penitencial en la que el Papa y los participantes examinarán su conciencia y pedirán perdón en público por los abusos de menores cometidos, encubiertos y negados, omitiendo sistemáticamente ayudar a las víctimas y a sus familias.

Juan Vicente Boo / ABC