Dios sólo sabe amar - Alfa y Omega

Dios sólo sabe amar

Hay otra española a la que la Iglesia propone como intercesora y modelo de vida: la Beata Madre Esperanza de Jesús, cuya misión fue, según el Papa Francisco, «anunciar a todos, con gestos concretos y cotidianos, la infinita misericordia del Padre del cielo por cada persona»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Madre Esperanza de Jesús

«La santidad consiste en vivir en Jesús y que Él viva en nosotros, primero con el deseo y luego con la posesión»: así definía la santidad la Madre Esperanza de Jesús, y así vivió ella durante toda su vida, hasta el punto que la Iglesia la acaba de beatificar, en una celebración que tuvo lugar en Italia el pasado sábado. Su programa de vida, según el cardenal Amato, que presidió la Eucaristía con la que se celebraba a la nueva Beata, siempre fue «hacer la voluntad de Dios, confiarse a su Providencia y amar al Crucificado, símbolo del amor misericordioso de Dios». No en vano, «para Madre Esperanza, Dios es un Padre que perdona y nos entiende; sólo sabe amar, y ama también a los pecadores más recalcitrantes», afirmaba el cardenal Amato estos días.

En el santuario del Amor Misericordioso de Collevalenza, en la Umbría italiana, al que llaman en Italia la pequeña Lourdes y que fundó Madre Esperanza, tuvo lugar, el sábado pasado, la ceremonia de beatificación de la fundadora de las Congregaciones de las Esclavas e Hijos del Amor Misericordioso. En la celebración, que presidió el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, estuvieron presentes 6 cardenales, 38 obispos, 280 sacerdotes y más de 15.000 laicos de todo el mundo en los que ha dejado huella la nueva Beata.

«Su vida fue un himno a la santidad, vivida por una mujer excepcional, infatigable artesana del bien. Su ansia era la santificación; era una mensajera de la esperanza; la suya era un caridad concreta», afirmó el cardenal en su homilía. Y el mismo Papa Francisco, durante el ángelus del domingo, dijo de la Madre Esperanza que «su testimonio ha ayudado a la Iglesia a anunciar a todos, con gestos concretos y cotidianos, la infinita misericordia del Padre del cielo por cada persona»; y pidió saludar con un aplauso a la Beata Madre Esperanza.

Caridad y conversiones

Madre Esperanza nació, con el nombre de María Josefa Alhama Valera, en Santomera (Murcia), el día 30 de septiembre de 1893, en el seno de una familia de campesinos. Tuvo una infancia muy humilde, y entró en el servicio del hogar de una familia de la zona que la enseñó a leer. En octubre de 1915, entró como religiosa en el convento de clausura de las Hijas del Calvario, en Villena (Alicante), Congregación que fue agregada al Instituto de las Misioneras Claretianas en 1920. Diez años después, fundó en Madrid la Congregación de las Esclavas del Amor Misericordioso, cuya rama masculina, los Hijos del Amor Misericordioso, nacería en 1951. De especial trascendencia es la fundación del santuario del Amor Misericordioso, en la Umbría italiana, lugar al que acuden peregrinos de todo el mundo y que, además de facilitar numerosas conversiones y acoger a pobres y necesitados, tiene como objetivo mostrar al mundo que Dios es misericordia. Del agua de este santuario bebió, en 1999, un niño afectado de una grave enfermedad estomacal, cuya sanación ha permitido el milagro que ha elevado a Madre Esperanza de Jesús a los altares.

Un grupo de santomeranos, en la beatificación

Monseñor Lorca Planes, obispo de Cartagena -diócesis de nacimiento de la nueva Beata-, ha dicho de Madre Esperanza que «encendió la luz del amor misericordioso de Dios en toda Italia y en el mundo entero. Es un motivo de especialísima alegría y una posibilidad de acción de gracias a Dios por la beatificación de Madre Esperanza, y para orar por todos los que viven su carisma, sean sacerdotes, religiosos, religiosas o laicos».

Monseñor Lorca Planes ha destacado «la experiencia de fe que vivió en su vida, absolutamente entregada a la voluntad de Dios. Madre Esperanza ha sido un ejemplo de caridad y promotora de la santidad».

Este próximo sábado, en la catedral murciana, a las 11 h., se celebrará una Misa de Acción de gracias por los santos Juan XXIII y Juan Pablo II y por la Beata Madre Esperanza, «grandes hombres y mujeres que la Iglesia nos ofrece de ejemplo para darnos cuenta de cómo hace Dios las cosas y hasta dónde llega su misericordia».

Si Dios es misericordia…

«Sed humildes, amaos mutuamente, desterrad de vosotros los juicios temerarios, no ambicionad jamás cargos o puestos elevados, dejaos en manos de la obediencia como pequeños niños; no discutáis ni alterquéis, no preocupaos de cosas que no os han encomendado, sed muy caritativos y amantes de la oración, pues el primer medio para alcanzar la gracia y la gloria es la oración; caminad siempre por el camino estrecho de la mortificación; trabajad para adquirir el desprendimiento y desprecio de sí mismos, lo que lograréis con el conocimiento de Nuestro Dios, su amor y el conocimiento de vuestra nada y de vuestras miserias; procurad hacer siempre y en todo la Voluntad de Nuestro Dios y buscad siempre su gloria y jamás la vuestra».

Del Testamento espiritual de Madre Esperanza