Valor y oración de los militares - Alfa y Omega

Todo hombre tiene un enemigo contra sus ideales y sus derechos a la vida, a la familia y a la libertad: el miedo. Miedo de lo políticamente correcto hecho dictadura por el uso social, en expresión de Ortega y Gasset. Miedo contra quien es distinto y universal por quienes solo viven su aldeanismo. Miedo a cosas materiales como la pobreza, e inmateriales como la soledad o la enfermedad. Miedo a la muerte, que el Hijo de Dios padeció mientras sudaba sangre en el huerto de los Olivos antes de la cruz.

Quien piense que el militar, de cualquier época y nación, no siente miedo, se equivoca. Napoleón Bonaparte, tras una desenfrenada carga de caballería del mariscal Ney, le preguntó si sentía miedo; y el valeroso jinete le respondió que el miedo lo dejaba atrás cabalgando. Ulises, el héroe de Odisea, encarnó el militar victorioso sobre el miedo por la prudencia contra Troya. El miedo acompaña al hombre, pero el buen militar lo derrota por su adiestramiento, disciplina, compañerismo, ciencia, humildad, humanismo, amor de sus seres queridos y, también, el encomendarse al Creador, cuando en la paz y en la guerra honra a los caídos por España, cuando muere y cuando vive por España.

El soldado conoce al enemigo que es la muerte, aprende a no temerla y a vencerla con las virtudes cardinales de la prudencia (sofrosine: sensatez), fortaleza (andreia: valentía) y justicia (dicaiosine: justicia) de la doctrina y formación militar griega antes de Cristo. Para los griegos el guerrero que no siente miedo, como Aquiles, metamorfosea el valor en locura inútil y peligrosa, y arriesga la misión encomendada, la vida del compañero y la propia existencia. En cambio, el buen militar como Eneas, origen de Roma, se encomienda a los dioses, derrota su miedo y cumple su deber, en la guerra y en la paz. Entrenamiento, valores, ciencia y técnicas de combate, adiestran al hombre contra el miedo. Pero el militar creyente, como Eneas, como la mayoría de los soldados de los ejércitos del mundo, tiene un aliado para vencer el miedo hasta dar miedo al miedo: encomendarse a Dios, mientras como centinelas de la paz, en las periferias, en la patria, donde sea y con quien sea, se combate el mal defendiendo España.