El sacerdote español que trabaja para salvar a niños de las bandas violentas en Honduras - Alfa y Omega

El sacerdote español que trabaja para salvar a niños de las bandas violentas en Honduras

Matías es misionero en Honduras desde hace 13 años. Allí se dedica a educar y alimentar a los niños para que no sean pasto de las terribles «maras»

José Luis Restán

El padre Matías es un sacerdote de la diócesis de Cartagena que se marchó a Honduras como misionero hace 13 años. Allí se topó de bruces con la violencia y la pobreza que envuelven a muchos niños obligados a vivir en las calles, que terminan en bandas organizadas para todo tipo de delincuencia. «Ser carne de Mara es algo terrible aquí en Honduras, asegura Matías, se entra pero no se sale y si se sale es con lo que hay por delante».

Para responder a este problema puso en marcha el Hogar San Rafael, un programa para acoger niños de la calle y ofrecerles educación y alimentación. Uno de los problemas de fondo es la violencia dentro de las propias familias, que empuja a muchos niños a vivir en la calle. Las bandas o Maras se convierten para ellos en «su familia», aunque pagan un precio terrible. Para Matías uno de los aspectos más terribles es que la Mara te abre las puertas, pero no te deja salir, y quien lo intenta es asesinado e incluso descuartizado, para que sirva de escarmiento. Toda esta situación de violencia y pobreza lleva a muchas personas a intentar salir del país. Así se explican las famosas caravanas de migrantes.

Entre los programas de la parroquia Emmanuel, en la que trabaja Matías, destaca también el «dispensario» que pone las medicinas al alcance del más pobre y al que acude gente que hace hasta 10 horas de viaje para que le atienda el médico de cabecera. Otro asunto duro es envejecer en Honduras, porque la pensión es mínima. Por eso la parroquia ofrece comida a 100 ancianos que viven en situaciones de mucha pobreza.

Aunque llegan momentos críticos en los que no sabe cómo va a responder a tanta necesidad, Matías reconoce que la Providencia de Dios nunca les ha faltado. Dice que es Dios el que toca los corazones para que se abran y se canalice la ayuda para que llegue a los que más lo necesitan.

José Luis Restán / COPE