La industria mundial del transporte se mide con la Laudato si - Alfa y Omega

La industria mundial del transporte se mide con la Laudato si

Sindicalistas, trabajadores y empresarios del transporte de los cinco continentes se reunieron en la Academia de Ciencias y Ciencias Sociales del Vaticano, para debatir sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el sector, la trata de personas y el cambio climático. Las conclusiones se enviarán a los estados miembro de la ONU y OIT

Lucas Schaerer
Un momento de la cumbre internacional de trabajadores y empresarios del transporte, en la Casina Pío IV del Vaticano. Foto: Infocamioneros

El artífice principal de esta cumbre fue Gustavo Vera, amigo personal del Papa y titular de la organización argentina La Alameda, quien viene trabajando codo a codo con el poderoso Sindicato de Camioneros de Argentina, que ha logrado unir a 1.500 organizaciones sindicales, sociales y políticas en la Multisectorial 21 F. Pablo Moyano, secretario adjunto de Camioneros y miembro destacado de la Federación Internacional del Transporte, fue el responsable de la organización de esta cumbre, junto al canciller de la Academia de Ciencias, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo.

También participó el presidente mundial de esta federación, Paddy Crumlin, que representa a 20 millones de trabajadores del transporte. «El papel de la Iglesia y los sindicatos es obrar a favor de la distribución social y que el capital vaya a muchos y no a unos pocos», dijo e su primera intervención, el 4 de marzo. «Es un momento de mucha actividad colegiada. El mundo está cambiando y lo prueba es que nosotros simples trabajadores estemos debatiendo hoy aquí. Mi padre jamás hubiera soñado que yo debatiera los problemas esenciales de la humanidad desde el Vaticano», dijo emocionado este trabajador australiano y de oficio marinero.

Otro marinero de nacionalidad italiana, Remo de Fiori, incidió en que «el trafico de personas y trafico de drogas pueden y deben ser detectados en el sistema de transporte. El sindicato debe formar parte del control del desarrollo tecnológico», dijo, y añadió que «hoy la flota marítima contamina más que todos los coches del mundo, y esto se comprende porque el 80 % de los bienes del mundo se trasladan por mar. De allí nuestra responsabilidad. Queremos ponernos a trabajar juntos para bajar la contaminación».

Los efectos de la automatización

Sobre los efectos de la automatización en el transporte hubo opiniones dispares. El director del Centro de Investigación Automotriz en Stanford, Chris Gerdes, cree que «puede contribuir a reducir las emisiones» contaminantes. Mientras que su compatriota neoyorquino John Samuelsen, líder transportista, teme que se utilice la automatización como «excusa para despedir a gente». «Se puede tener transporte verde y preservar los puestos de trabajo», añadió. El problema es que «durante mucho tiempo nadie ha invertido en transporte público en Estados Unidos».

Coincidieron en esto último el africano John Mark Mwanika, líder transportista de Uganda, para quien «la expansión masiva del transporte publico puede mejorar la calidad de vida y ayudar a crear millones de empleos decentes», y la búlgara Ekaterina Yordanova, quien resaltó que «nuestra humanidad podrá sobrevivir si todos trabajamos de manera mancomunada», tal como propone la encíclica Laudato si, que «nos llama a recuperar el sentido común».

Gustavo Vera, Sánchez Sorondo, Jeffrey Sachs, Paddy Crumlin, Stephen Cotton y Pablo Hugo Moyano, durante la cumbre. Foto: Fundación Alameda

«Sindicatos del mundo, uníos»

En la segunda jornada, el 5 de marzo, el protagonismo fue para los empresarios. Participaron el expresidente de FIAT / Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo; Carl -Henric Svanberg, presidente de Volvo; Klaus Entenmann, responsable financiero de Daimler / Mercedes-Benz, y Larry Burns, ex vicepresidente corporativo de General Motors. Y estuvo el economista Jeffrey Sachs, asesor del secretario general de Naciones Unidas y hombre muy conocido en el Vaticano, quien aseveró que «el transporte está pasando por un cambio que va a impactar en nuestro bienestar y economía. Porque cada vez que ha habido una revolución en el transporte después la revolución fue a la sociedad». «Descarbonizar –añadió–, se debe hacer, no es una opción», porque «debemos bajar el calentamiento» para evitar un escenario catastrófico. «Los Trumps de este mundo no podrán frenar la realidad con sus opiniones», afirmó.

Al final de la jornada, monseñor Sánchez Sorondo parafraseó a Karl Marx y clamó: «Sindicatos del mundo, uníos». Como colofón, Gustavo Vera pidió «seguir el magisterio del Papa Francisco, que son las bienaventuranzas y la figura de san Francisco de Asís. Allí está la fuente para restablecer las relaciones humanas porque no es cuestión de salvar el mundo para unos pocos y luego provocar un apartheid social».