Nace en Francia una asociación para ayudar a víctimas de abusos - Alfa y Omega

Nace en Francia una asociación para ayudar a víctimas de abusos

Como una madre amorosa da sus primeros pasos esta semana en el país galo, «para apoyar a las víctimas» y «para que las personas que han encubierto los abusos sean sancionadas»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Pixabay

La asociación Como una madre amorosa toma su nombre de la Carta del Papa de junio de 2016, del mismo nombre, en la que llama a todos los miembros de la Iglesia a asumir sus responsabilidades en la lucha contra el abuso sexual a menores; y está inspirada asimismo en la Carta al pueblo de Dios sobre el mismo tema que el Papa Francisco firmó en agosto del año pasado.

Según la declaración de principios de la asociación, su objetivo principal es «apoyar a las víctimas que han sufrido abusos sexuales, espirituales, de poder o de conciencia por parte de un miembro de la institución católica», y hacerlo a través «de la escucha, el asesoramiento y el acompañamiento y la ayuda administrativa» necesaria, así como contribuir a que y «las personas que han encubierto los abusos sean sancionadas».

Aunque la asociación se declara «independiente de las diócesis», y afirma que «no reemplaza ni pretende reemplazar las estructuras diocesanas de recepción y escucha», Como una madre amorosa se reconoce «profundamente vinculada a la Iglesia, es decir, a Cristo», y que es «a través de su bautismo y de su participación en el cuerpo místico de Cristo que los miembros de la asociación actúan para ayudar a sus hermanos y hermanas en el dolor».

Preocupación de los obispos

La noticia del nacimiento de esta asociación se produce en las mismas fechas en las que se ha hecho público un comunicado de los obispos franceses sobre este asunto, en el que se declaran «muy afectados y preocupados por las revelaciones hechas sobre los actos a veces criminales cometidos por ministros ordenados o personas consagradas a menores o incluso adultos en la Iglesia universal y también en nuestros hogares».

A los obispos «estas conductas inmorales nos escandalizan», y reconocen que «las víctimas, a menudo miembros de nuestras comunidades, han revelado lo que han sufrido y su profundo daño emocional, psicológico, espiritual o corporal», por lo que «les damos las gracias por atreverse a hablar», ya que «gracias a su testimonio se ha abierto una gran operación de verdad», algo que definen con el Papa Francisco como «un abuso de poder y de conciencia, además de un abuso sexual».

Sin embargo, para los obispos franceses, «no estamos abandonados, estamos purificados», y afirman su decisión de «continuar nuestra misión de traer esperanza. Continuaremos nuestro esfuerzo de conversión en áreas donde algunos han pecado. Continuaremos escuchando a las víctimas y trabajando con ellas. Necesitaremos que todos sean actores de la verdad, que aporten sus habilidades para hacer que nuestra Iglesia sea más santa en la vida de todos sus miembros y en su forma de vida».