Abismos entre el amor y el deseo - Alfa y Omega

Abismos entre el amor y el deseo

Maica Rivera

Patricio Pron, premio Alfaguara de Novela 2019, coloca la lupa sobre la ruptura sentimental de una pareja para diseccionar las zonas muertas del mundo hedonista al que pertenecen. Muy asépticamente, escruta aquellas zonas en las que ha dejado de ponerse y, por tanto, sentirse, el corazón.

Atención al detalle de que los protagonistas no lleguen a tener ni siquiera nombre propio. Nunca dejan en estas páginas de ser Él y Ella, dos jóvenes de nuestros días, ensayista y arquitecta respectivamente, anónimos residentes en el centro de Madrid, que ante la tesitura de dar un paso más en su relación, el de la paternidad, entran definitivamente en barrena, haciéndose patente de forma muy traumática la debilidad de los cimientos sobre los que han montado su hogar y lo provisorio de su proyecto vital.

Su desencanto como pareja se enmarca en un malestar muy profundo que va mucho más allá de lo generacional. Es cierto que Pron aprovecha al máximo las sombras de la crisis de los 40, pero parece escoger a estos urbanitas de clase media sobre todo porque su edad le permite darnos una mirada reflexiva crucial, exclusiva de esa generación bisagra obligada hoy a liderar un tiempo de brutales transformaciones para el que no está preparada. Esperando de ellos una lucidez salvífica o reveladora especial, nos frustramos al sentirlos incluso más anestesiados que dolientes, al verlos ya sin remedio como una pandilla de seres frágiles y sobrepasados por la vida, incapaces de gestionar ninguna adversidad en medio de la nueva precariedad socioeconómica de un país y el dramático cambio de paradigma de lo analógico a lo digital. Están ahogados por la abulia, desorientados en una sociedad de consumo voraz y roles confusos, horadados por una suerte de amoralidad creciente en los aledaños. Vemos una indefensión real en medio de la virtualidad cosificadora de lo que se viene llamando Generación Tinder, marcada por relaciones interpersonales más sexuales que afectivas, de usar y tirar. En definitiva, el autor se recrea en una de las grandes paradojas de nuestro siglo, el espejismo de la era de la comunicación global: el gran mundo hipertecnologizado de las telecomunicaciones, con herramientas accesibles para poder interconectarnos las 24 horas en tiempo real, condena, sin embargo, a muchas personas a la más aterradora de las soledades que no puede ser paliada a golpe de clic.

Asumimos como virtud que Pron no tenga un ápice de compasión. Así consigue que la atmósfera no padezca fisuras. Molesta, sin embargo, cuando coge por inercia demasiada velocidad en esta dinámica de colmillo afilado: acaba pasándose de pedal y derrapa en la sátira, cayendo en el estereotipo fácil que convierte a los personajes en meapilas, lo que genera alguna fuga de fuerza y credibilidad.

Contra todo pronóstico, cuando todo parece perdido, el protagonista aprende una lección decisiva, de repente y no sabemos muy bien por qué intuición instintiva. Él comprende a duras penas que el amor se diferencia del deseo en el ámbito de la renuncia. Y con eso tenemos que conformarnos.

Mañana tendremos otros nombres
Autor:

Patricio Pron

Editorial:

Alfaguara